Zósimo Camacho / enviado
La serpiente se muerde la cola. Las condiciones de trabajo de los cientos de jornaleros del ingenio “Emiliano Zapata” hacen palidecer a las que privaban en las haciendas porfiristas; los peones reciben como pago apenas lo suficiente para que no mueran de hambre; viven hacinados en galeras que hacen ver lujosos a establos y porquerizas; se bañan en un río que arrastra suciedad y detritus, y a la tienda de raya la conocen como el “comedor y la tiendita.
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