"LAS OTRAS PÁGINAS"

domingo, 14 de febrero de 2010

KOOL AND THE GANG EN CUBA: LAS COINCIDENCIAS DE DOS PUEBLOS HERMANOS

Año VIII
La Habana
2010
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 Kool and the gang en La Habana
La esperada trascendencia de una visita
Guille Vilar • La Habana
Fotos: Kaloian
 
Más de 250 mil personas se dieron cita en la capitalina Tribuna Antimperialista José Martí el pasado domingo 20 de diciembre para disfrutar de la actuación de la agrupación norteamericana Kool and the gang. Con un repertorio de éxitos de finales de los 70 y principios de los 80 como “Ladies´ Night”, “Celebration” y “Get Down on It”, durante este concierto de hora y media de duración, predominó una  atmósfera de contagiosa euforia por lo que significa para los cubanos poder bailar en directo con la gustada agrupación.
Si bien es cierto que la mayor parte de los asistentes eran adultos envueltos en el intento de capturar la nostalgia de aquellos años, a la vez otros más jóvenes, quedaron impactados por esta manifestación musical que cubierta de pura adrenalina, resulta imposible de encasillar en una época. Ahí están presentes los acentos provenientes del jazz, del rock, del soul, del funky y del rhythm and blues componentes esenciales de la música norteamericana contemporánea. Es tal la intensidad de esa energía que se desprende de la actuación de Kool and the gang que, sin lugar a duda, dicho concierto figura entre los eventos culturales de mayor trascendencia que han tenido lugar en Cuba durante el año que termina.
Sin embargo, puede que para lectores de otras latitudes resulte algo incomprensible este nivel de empatía entre músicos norteamericanos y nuestro pueblo, si se tiene en cuenta la presencia del agudo conflicto bilateral entre ambos países desde hace 50 años. No obstante, en Cuba jamás se ha promovido un sentimiento antinorteamericano y mucho menos en el terreno de la cultura. El cubano tiene muy claro en su proyección cotidiana cuando es necesario desfilar frente a la Oficina de Intereses de los EE.UU. en Cuba inmueble ubicado a tan solo metros de la Tribuna para expresar nuestra protesta por los desmanes de la administración de turno en la Casa Blanca, a diferencia de su satisfacción por haber visto una buena película, de aplaudir a sus deportistas que nos han visitado, de honrar a prestigiosos científicos o de asumir también como nuestra una música cuyas raíces comunes funcionan como vías de entendimiento para manifestar admiración y respeto mutuo.
Cuando el musicólogo Leonardo Acosta escribe que “las interrelaciones e influencias recíprocas en las expresiones musicales de Cuba y de los EE.UU., sobre todo en música popular, ha sido de tal magnitud que resulta casi imposible historiar una sin al menos mencionar la otra”1, nos advierte acerca de la existencia de la poderosa corriente de una marea que ininterrumpidamente ha tenido lugar entre ambas orillas desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. La cercanía geográfica que nos otorga la condición de vecinos a perpetuidad y que la música popular esté marcada por un común acervo africano, son condicionantes que explican el proceso de intercambios y de préstamos recíprocos entre los músicos de dichas naciones.
Desde el mismo nacimiento del jazz hacia finales del siglo XIX, ya se encontraban músicos cubanos en New Orleáns, mientras que entre 1878 y 1895, norteamericanos en Cuba ejercían influencia decisiva en el desarrollo del teatro bufo de aquellos tiempos.
Como quien sumerge las manos en las redes del tiempo, no importa el segmento de espacio escogido, abundan los ejemplos de semejante correspondencia cultural. Cuando el compositor y pianista George Gershwin escribió su “Cuban Overture” en la década del 20 del pasado siglo, una personalidad de nuestra cultura como el pianista Ernesto Lecuona tocaba en La Habana “Rhapsody in Blue”, de Gershwin a tan solo meses de estrenada. Si para los años 40, Glen Miller trabajaba lo cubano en la pieza “Rumba Jumps”, por su parte el Bárbaro del Ritmo Beny Moré cuenta en su repertorio con temas de Glen Miller. Una figura como el cantante Nat King Cole es imprescindible para la evolución del filin en maestros del género como José Antonio Méndez y César Portillo de la Luz.
En décadas más cercanas al presente, esta dinámica interrelación continúa manifestándose de múltiples formas cuando Silvio Rodríguez ha reconocido a Bob Dylan entre sus principales influencias, mientras que Irakere y Síntesis representan la asimilación del jazz y del rock respectivamente al contexto sonoro cubano, a la vez que Juan Formell en la pieza “Tim-pop con Birdland” rinde homenaje al músico norteamericano Joe Zawinull o La Charanga Habanera se encuentra en estos momentos de gira por EE. UU. y Los Van Van se preparan para tocar en 14 ciudades norteñas a comienzos del nuevo año.
Por tales razones, la participación del percusionista Yaroldi Agüero y del trompetista Alexander Agüero en el mencionado concierto de Kool and the gang en la Tribuna, más que una cortesía de los visitantes, se trata de la expresión concreta de esa afinidad histórica, de esa tradición añejada por anteriores generaciones de músicos procedentes de ambos pueblos.
En tal sentido, no es casual que se les haya planteado la posibilidad de grabar un disco con músicos cubanos como invitados por lo que tampoco debe extrañar que los integrantes de Kool and the gang se manifestaran gratamente complacidos por el encuentro con el tresero Pancho Amat y su grupo Cabildo del Son.
Finalmente, resulta obvio que estos músicos norteamericanos se sientan muy felices por el Premio de Honor de Cubadisco 2009 que les fuera otorgado por Abel Prieto, ministro de Cultura, alto galardón que se confiere a músicos que por sus aportes artísticos contribuyen al mejoramiento humano. Nada, que como nos afirmara Mayito Rivera, uno de los vocalistas de Los Van Van, en medio del concierto de la Tribuna: “Lo que están tocando es el son de ellos que también corre por nuestras venas”.
Nota:
1-Interinfluencias y confluencias en la música popular de Cuba y de los EE.UU. Acosta, Leonardo, p 33 del libro Culturas encontradas: Cuba y los Estados Unidos, de Rafael Hernández y John H. Coatsworth. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello. 2001

copiado de LA JIRIBILLA  http://www.lajiribilla.cu
 

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