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jueves, 31 de enero de 2013

MACARIO: Cuento de Juan Rulfo


 "MACARIO"

 JUAN RULFO





Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos... Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos. Ella es la que me da de comer en la cocina cada vez que me toca comer. Ella no quiere que yo perjudique a las ranas. Pero a todo esto, es mi madrina la que me manda a hacer las cosas... Yo quiero más a Felipa que a mi madrina. Pero es mi madrina la que saca el dinero de su bolsa para que Felipa compre todo lo de la comedera. Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco. Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña para prender el fogón también a mí me toca.
 
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EL CIEGO: Cuento de Bertolt Brecht


"EL CIEGO"

 Bertolt Brecht

Bertolt Brecht © David Seymour-Magnum Photos
Un hombre sencillo vivió treinta años bien y sin excesos, y luego se quedó ciego. No podía ponerse debidamente la ropa sin ayuda de otros y hasta lavarse le resultaba difícil. Su situación era tal que la muerte hubiera sido una liberación no sólo para él.
Sin embargo, sobrellevó los primeros tiempos con cierta entereza. Aquello duró más o menos mientras aún pudo ver cosas en sueños, por la noche. Luego, su situación empeoró.
Tenía dos hermanos que se lo habían llevado a vivir con ellos y cuidaban de él. Durante el día trabajaban, y el ciego se quedaba solo en casa. Eran ocho horas diarias, o más. Y aquel hombre, que por espacio de treinta años había visto, se pasaba ocho horas a oscuras, sin saberlo, recostado en su cama o dando vueltas por la habitación. Al principio lo visitaban unos individuos con los que antes solía jugar a las cartas, apostando poco. Hablaban de política, de mujeres, del futuro. El hombre que tenían delante era totalmente ajeno a esas tres cosas, ni siquiera tenía trabajo. Los tipos le contaban lo que sabían y no volvían nunca más. Hay personas que mueren antes que otras.
Cuando tenía suerte, el ciego se paseaba por su habitación como mínimo ocho horas al día. Al cabo de tres días ya no tropezaba con nada. Sólo por entretenerse pensaba en todo lo que había vivido. Recordaba con placer hasta las zurras que sus padres solían propinarle de niño para hacer de él una buena persona. Todo esto duró cierto tiempo. Pero luego las ocho horas se le hicieron demasiado largas. Aquel hombre contaba treinta años y varios meses. Con suerte, una persona puede llegar a los setenta. Eso le daba esperanzas de vivir cuarenta años más. Sus hermanos le dijeron que estaba engordando a ojos vistas. Debido a su vida regalona. De seguir así, con el tiempo podría engordar tanto que no pasaría por ninguna de las puertas. Y entonces tendrían que despedazar su cadáver si, llegado el momento, no querían dañar la puerta. Con pensamientos similares se entretenía largo tiempo. Por la noche contaba a sus hermanos que había estado en un variété. Y ellos se reían.
Eran muy bondadosos y lo querían con un cariño varonil, porque él era una buena persona. No les resultaba fácil mantenerlo, pero jamás se cuestionaban el asunto. Al principio lo llevaban de vez en cuanto al teatro, cosa que a él le hacía gracia. Pero luego empezó a entristecerse cuando descubrió la fragilidad de las palabras. Dios quiso que de música no entendiera nada.
Al cabo de un tiempo, sus hermanos recordaron que llevaba ya muchas semanas sin salir al aire libre. Un día lo sacaron con ellos, y él se mareó. Otro día lo sacó un niño, que lo dejó solo por irse a jugar, y él fue presa de un miedo atroz y no lo trajeron de vuelta a su casa hasta muy entrada la noche. Sus hermanos, que estaban muy preocupados, se rieron al verlo y le dijeron: «Seguro que has estado con una fulana», y «Ya lo ves, no podemos dejarte solo». Y lo decían en broma, contentos de tenerlo otra vez entre ellos.
Pensando en aquel día tardó mucho en dormirse por la noche. En su cerebro —que se había vuelto tan inhabitable para pensamientos luminosos como una casa sin ventanas para inquilinos alegres— instaláronse aquellas dos frases a sus anchas. No había visto las caras, y las palabras habían sido crueles. Tras meditar largamente sobre ellas sin llegar a ninguna conclusión, desechó esos pensamientos como hollejos de uva mascada que se escupen sobre un suelo pringoso y allí quedan para que los pies se resbalen fácilmente.
Una vez, mientras comían, le dijo uno de sus hermanos: «No deberías empujar la comida con la mano. ¡Mejor coge dos cucharas!» Y él, angustiadísimo, puso a un lado el tenedor y vio niños comiendo en el aire. En seguida lo calmaron, pero al cabo de un tiempo, el que le hiciera la observación empezó a quedarse a comer en la fábrica. Lo hacía por ahorrarse el largo trayecto. El ciego, que se paseaba solo al menos ocho horas diarias, aún no había acabado de pensar en el asunto, cuando el otro hermano le preguntó en una ocasión si le costaba mucho lavarse. Desde ese día, el ciego empezó a rehuir el agua como un perro rabioso. Pues pensó que su paciencia había durado bastante tiempo y que sus hermanos no tenían por qué vivir alegremente mientras él se consumía de tristeza y soledad.
Se dejó crecer la barba y no se reconoció. Sus hermanos le lavaban los trajes, pero las manchas de comida en sus camisas eran cada vez más frecuentes. Por aquel tiempo adoptó también la inexplicable costumbre de tumbarse en el suelo como un animal.
Se ensuciaba tanto que sus hermanos ya no podían llevarlo a ningún sitio. Y tuvo que pasar también los domingos solo y salir a pasear sin compañía. Esos domingos le ocurrían toda suerte de infortunios. Una vez se cayó con la palangana de agua y la derramó sobre la cama de uno de sus hermanos, que tardó mucho tiempo en secar. Otra vez se puso los pantalones del hermano y los ensució. Cuando los hermanos se dieron cuenta de que el tipo se esmeraba haciendo esas cosas, al principio lo compadecieron muchísimo y luego le rogaron que no volviera a hacerlas más, que harto grande era ya su desgracia. Él los escuchó en silencio, con la cabeza gacha, y se guardó la frase en su corazón.
También intentaron hacer que trabajara. Mas no tuvieron ningún éxito. Actuó con tan poca destreza que echó a perder el material. Veían cada vez más claro que la malignidad de su hermano aumentaba día a día, pero nada podían hacer por evitarlo.
Y el ciego siguió deambulando en las tinieblas y pensando cómo podría aumentar sus padecimientos, a fin de soportarlos mejor. Pues le parecía que un gran suplicio es más fácil de sobrellevar que uno pequeño.
Él, que siempre había sido muy pulcro —a tal punto que su madre, cuando aún vivía, lo ponía como ejemplo a sus hermanos—, empezó a ensuciarse, haciendo sus aguas menores en la ropa.
De ese modo indujo a sus hermanos a discutir sobre la posibilidad de internarlo en un asilo. Esta discusión la escuchó él desde la habitación contigua. Y cuando pensó en el asilo, todos sus sufrimientos pasados le parecieron bellos y luminosos: ¡a tal punto odiaba esa perspectiva! «Allí habrá más gente como yo», pensó, «gente que se ha resignado a su desgracia, que la sobrelleva mejor; allí nos viene la tentación de perdonar a Dios. No iré a ese lugar».
Cuando sus hermanos se marcharon, él siguió aún largo rato sumido en profundas meditaciones, y cinco minutos antes de la hora en que solían regresar, abrió la llave del gas. Viendo que se retrasaban, volvió a cerrarla. Pero cuando los oyó subir las escaleras, la abrió una vez más y se tumbó en su cama. Así lo encontraron ellos y se llevaron un gran susto. Dedicaron toda la noche a atenderlo e intentar recuperarlo para la vida, cosa a la que él oponía una tenaz resistencia. Aquel fue uno de los días más hermosos de su vida.
Pero el incidente aceleró los trámites de su internamiento en el asilo de ciegos.
La víspera del día fijado, el ciego se quedó solo en la casa e intentó incendiarla, pero los hermanos volvieron inesperadamente pronto y apagaron el fuego en la habitación. Uno de ellos montó entonces en cólera e increpó acremente al ciego. Le enumeró todos los malos tragos que tenían que aguantar por él, sin olvidar una sola ignominia ni dejarse ninguna preocupación en el tintero; es más, en su exposición llegó incluso a agrandarlo todo. El ciego lo escuchó pacientemente, con cara compungida. Entonces su otro hermano, que aún le tenía compasión, trató de consolarlo como pudo. Se pasó la mitad de la noche a su lado, abrazado a él. Pero el hermano ciego no dijo una palabra.
Al día siguiente los hermanos tenían que ir a trabajar, y se fueron preocupados. Por la noche, cuando volvieron para llevarlo al asilo, el ciego había desaparecido.
Al atardecer, cuando oyó los relojes del campanario dar la hora, éste bajó las escaleras. ¿Adónde se dirigía? A la muerte. Avanzó penosamente por las calles, siempre a tientas, se cayó, fue objeto de burlas, empujones e interrogatorios. Por último salió de la ciudad.
Era un gélido día invernal. El ciego aún pudo alegrarse de pasar frío. Lo habían echado de su casa. Todos se habían confabulado contra él. Le daba igual. Utilizaría ese cielo frío para sucumbir.
Dios no sería perdonado.
No se resignaría. Había sido víctima de una injusticia. Se había quedado ciego sin tener la menor culpa, y encima lo echaban de su casa al hielo y al viento cargado de nieve. Y quienes lo hacían eran sus propios hermanos, que podían ver perfectamente.
El ciego atravesó una pradera y llegó a un arroyo en el que sumergió un pie. Pensó: «Ahora moriré. Ahora seré arrastrado por el río. Job no era ciego. Nadie ha soportado nunca carga tan pesada».
Y echó a nadar aguas abajo.


En Narrativa completa
Traducción: Juan José del Solar
Imagen: © David Seymour-Magnum Photos

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lunes, 28 de enero de 2013

¿QUÉ QUIEREN LOS PODEROSOS?¿DÓNDE HAY QUE PEGARLES?, por Guillermo Almeyra.


copiado de LA JORNADA  http://www.jornada.unam.mx

En México no faltan los vivillos que dicen a sus seguidores, tomándolos por débiles mentales, que los poderosos (de los que, por supuesto, no dicen que extraen su poder de la explotación del trabajo ajeno y de la dominación de la mente de los oprimidos y explotados, ni que pertenecen a una clase) eligen como política principal proponer… ¡el frente único de sus víctimas contra el poder y los mismos poderosos porque la unidad de aquéllas depende sólo de un pacto de líderes, que los poderosos pueden comprar! Aparte de que, en el caso de López Obrador, la posibilidad de venta de los millones de votos obtenidos es la enésima calumnia y nada más, pues hace rato que podrían haberlo comprado y no pudieron, ya que se puede ser limitado y al mismo tiempo honesto, la unidad no es un mero pacto de caudillos ni un acuerdo entre cúpulas de organizaciones y mucho menos la sumisión a una de éstas, sino un acuerdo consciente entre millones de personas sobre un programa mínimo en el que, manteniendo sus organizaciones y más allá de sus diferencias, concuerdan en pelear juntas contra un enemigo común. Para forzar la mano de los caudillos y llevarlos por el camino del frente único no hay otra vía que razonar y exponer principios y grandes líneas de acción.

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RECORDANDO TOKINES EN LA UNIDAD MORELOS








EL CALENDARIO MAYA




EL CALENDARIO MAYA
Las civilizaciones antiguas de Meso América desarrollaron calendarios escritos precisos y de estos el calendario de los mayas es el más sofisticado. Fue el centro de su vida y su mayor logro cultural. Su precisión deriva del hecho de que se basa en una cuenta continua e ininterrumpida de los días (llamados Kin en maya) a partir de un día cero inicial. A lo largo de la historia los pueblos han sentido la necesidad de contar con un punto fijo donde iniciar sus cálculos del tiempo. Con este fin, generalmente se ha determinado el punto inicial o bien usando un evento histórico (el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo) o por un evento hipotético (la fecha de la creación del mundo). Los mayas también descubrieron la necesidad de tal fecha y así, probablemente usando un evento astronómico significativo, ubicaron ese día inicial el 13 de agosto de 3114 a.C.
El conocimiento ancestral del calendario guiaba la existencia de los mayas a partir del momento de su nacimiento y era muy poco lo que escapaba a la influencia calendárica. Sabemos que los mayas llevaban varias cuentas calendaricas independientes de los Kin que estaban sincronizadas, siendo las de 260 y 365 días las más importantes. Las cuentas mayas de los días se escriben combinando números con glifos. Los primeros veinte números mayas se escriben así:

EL CALENDARIO DE 260 DIAS - TZOLKIN
El calendario Tzolkin de 260 días es el más usado por los pueblos del mundo maya. Lo usaban para regir los tiempos de su quehacer agrícola, su ceremonial religioso y sus costumbres familiares, pues la vida del hombre maya estaba predestinada por el día del Tzolkin que correspondía a la fecha de su nacimiento. Esta cuenta consta de los números del 1 al 13 y 20 nombres para los días representados asimismo por glifos individuales. Al llegar al decimocuarto día, el número del día regresa al 1 continuando la sucesión del 1 al 13 una y otra vez. El día 21 se repite la sucesión de los nombres de los días y así sucesivamente. Ambos ciclos continúan de esta manera hasta los 260 días sin que se repita la combinación de número y nombre pues 260 es el mínimo común múltiplo de 13 y 20. Después el ciclo de 260 días a su vez se repite. Los glifos y los nombres de los Kin o días son:

EL CALENDARIO DE 365 DIAS - HAAB
El calendario llamado Haab se basa en el recorrido anual de la Tierra alrededor del Sol en 365 días. Los mayas dividieron el año de 365 días en 18 "meses" llamados Winal de 20 días cada uno y 5 días sobrantes que se les denominaba Wayeb. Cada día se escribe usando un número del 0 al 19 y un nombre del Winal representado por un glifo, con la excepción de los días del Wayeb que se acompañan de números del 0 al 4. Los glifos y nombres de los Winal o meses mayas son:

EL CICLO DE 18,980 DIAS - LA RUEDA CALENDARICA
La combinación de los calendarios de 260 y 365 días crea un ciclo mayor de 18,980 días (el mínimo común múltiplo de 260 y 365), a esta combinación se le ha llamado la Rueda Calendárica. Sus cuatro elementos (numeral-glifo Kin y numeral-glifo Winal) juntos solo se repiten cada 18,980 días. Una gran cantidad de monumentos mayas solamente registran la fecha de la Rueda Calendárica. Aquí se ven los cuatro elementos de la Rueda Calendárica para el Wuinal maya llamado Pop que corresponde a las fechas del 7 al 26 de abril del año 2000 y el primer día del siguiente Winal maya llamado Uo.
Este método de fechamiento se ilustra en la inscripción del dintel 16 de Yaxchilán, Chiapas, México que reproducimos aquí.

LA "CUENTA LARGA" O "SERIE INICIAL"
Estela Maya Personal
Los mayas también llevaban una cuenta de los días transcurridos a partir de una fecha que ellos determinaron como el inicio de la era maya actual. A esta cuenta se le denomina la "Cuenta Larga" o "Serie Inicial".
De acuerdo a la correlación Goodman-Martínez-Thompson (GMT) 584,285 la cuenta larga actual tiene su fecha inicial el 13 de agosto de 3,114 a. C. del calendario Gregoriano.
Según la Cuenta Larga el inicio del año 2001 se expresa como lo muestra esta Estela Maya personalizada que realiza el Centro de Estudios del Mundo Maya.


CALENDARIO MAYA: La Estela Maya de Hoy, enero 28, 2013


copiado de EL CALENDARIO MAYA  http://www.mayacalendar.com/estelaesp.html


La Estela Maya del Día de Hoyenero 28, 2013

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martes, 22 de enero de 2013

NOTICIAS DE HOY, 22 ENERO 2013, SEGÚN "REBELIÓN": Mali, una guerra que lleva a otra


Martes, 22 de enero de 2013
Robert García
Colombia
Medellín diez años después de la "Operación Orión"
Maurice Lemoine

Opinión
Entrevista con Michael Löwy, director de investigaciones en el CNRS y profesor en la Écoles de Hautes en Sciences Sociales
“No podemos llegar al socialismo por la acumulación gradual de reformas”
Fundación Oswaldo Cruz

Ecología social
Entrevista a Rodrigo Fernández Miranda, investigador y miembro del equipo de Alba Sud
Una reflexión crítica al discurso turístico dominante
Javier Tejera

Palestina y Oriente Próximo
Trabajadores, sindicatos y el futuro político de Egipto
Joel Beinin

África
Mali, una guerra que lleva a la otra
Rafael Poch




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lunes, 21 de enero de 2013

JUAN CARLOS ONETTI: "Jacob y El Otro"


copiado de MATERIAL DE LECTURA  http://www.materialdelectura.unam.mx


Jacob y el otro
 
1. Cuenta el médico

Media ciudad debió haber estado anoche en el Cine Apolo, viendo la cosa y participando también del tumultuoso final. Yo estaba aburriéndome en la mesa de poker del club y sólo intervine cuando el portero me anunció el llamado urgente del hospital. El club no tiene más que una línea telefónica; pero cuando salí de la cabina todos conocían la noticia mucho mejor que yo. Volví a la mesa para cambiar las fichas y pagar las cajas perdidas.

Burmestein no se había movido; baboseó un poco más el habano y me dijo con su voz gorda y pareja:

—En su lugar, perdone, me quedaría para aprovechar la racha. Total, aquí mismo puede firmar el certificado de defunción.

—Todavía no, parece —contesté tratando de reír. Me miré las manos mientras manejaban fichas y billetes; estaban tranquilas, algo cansadas. Había dormido apenas un par de horas la noche anterior, pero esto era ya casi una costumbre; había bebido dos cognacs en esta noche y agua mineral en la comida.

La gente del hospital conocía de memoria mi coche y todas sus enfermedades. Así que me estaba esperando la ambulancia en la puerta del club. Me senté al lado del gallego y sólo le oí el saludo; estaba esperando en silencio, por respeto o por emoción, que yo empezara el diálogo. Me puse a fumar y no hablé hasta que doblamos la curva de Tabarez y la ambulancia entró en la noche de primavera del camino de cemento, blanca y ventosa, fría y tibia, con nubes desordenadas que rozaban el molino y los árboles altos.

—Herminio —dije—, ¿cuál es el diagnóstico?

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sábado, 19 de enero de 2013

LA UNIDAD MORELOS: REcordando pasados blogs de nuestra página. Esto se publicó en JULIO 2008




HOLA, SOY MARCOS Y ME CONOCEN COMO "EL CAPRÍS". IGUAL QUE MARIO, ESTOY AYUDANDO A DEJAR BONITA LA UNIDAD PARA LAS FIESTAS DE SEPTIEMBRE





HOLA, ME LLAMO MARIO Y LE ESTOY AYUDANDO AL AYUDANTE MPAL. A DEJAR BONITA LA UNIDAD PARA QUE TODAS LAS CHICAS GUAPAS VENGAN A VISITARLA

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OCTAVIO PAZ: "Los Reinos de Pan"







La realidad sensible siempre ha sido para mí una fuente de sorpresas. También de evidencias. En un lejano artículo de 1940 aludí a la poesía como el testimonio de los sentidos. Testimonio verídico: sus imágenes son palpables, visibles y audibles. Cierto, la poesía esta hecha de palabras enlazadas que despiden reflejos, visos y cambiantes: ¿lo que nos enseña son realidades o espejismos? Rimbaud dijo: Et j'ai vu quelquefois ce que L'homme a cru voir. Fusión de ver y creer. En la conjunción de estas dos palabras esta el secreto de la poesía y el de sus testimonios: aquello que nos muestra el poema no lo vemos con nuestros ojos de carne sino con los del espíritu. La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio. El testimonio poético nos revela otro mundo dentro de este mundo, el mundo otro que es este mundo. Los sentidos, sin perder sus poderes, se convierten en servidores de la imaginación y nos hacen oír lo inaudito y ver lo imperceptible. ¿No es esto, por lo demás, lo que ocurre en el sueno y en el encuentro erótico? Lo mismo al sonar que en el acoplamiento, abrazamos fantasmas. Nuestra pareja tiene cuerpo, rostro y nombre pero su realidad real, precisamente en el momento más intenso del abrazo, se dispersa en una cascada de sensaciones que, a su vez, se disipan. Hay una pregunta que se hacen todos los enamorados y en ella se condensa el misterio erótico: ¿quien eres? Pregunta sin respuesta... Los sentidos son y no son de este mundo. Por ellos, la poesía traza un puente entre el ver y el creer. Por ese puente la imaginación cobra cuerpo y los cuerpos se vuelven imágenes.

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jueves, 17 de enero de 2013

REVISTA "REBELIÓN" DEL 17 ENERO 2013:


Jueves, 17 de enero de 2013
Mundo
Discriminación electrónica
Los enemigos de Irán radicados en la web
Kourosh Ziabari

Mentiras y medios
La demonización de Chávez
Vicenç Navarro

África
Ataque en Argelia por la intervención militar en Mali
Secuestro masivo y dos muertos en en la primera represalia jihadista

Mundo
Okinawa
Notas desde la "isla del mal"
Andre Vltchek

Palestina y Oriente Próximo
Las muertes de tres activistas kurdas y el proceso negociador
Txente Rekondo

Ecología social
¿Reducir emisiones para combatir el cambio climático? Depende
Ferran P. Vilar

Mundo
Ya es oficial
La presencia de Irán en Latinomérica es una amenaza para EE.UU, según Obama y el Congreso
Alexander Main

Europa
Movimientos sociales contra el auge fascista en Grecia


Tragicómix

Juan Hervás

Buscar otras fechas
Versión de Rebelión anterior al
1 de junio del 2004

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búsqueda avanzada

Cátedra Che Guevara

miércoles, 16 de enero de 2013

EDWARD HOPPER, EL PINTOR DE LA SOLEDAD NORTEAMERICANA


copiado de TODO SOBRE ARTE  http://todo-arte-sk.blogspot.mx/

Edward Hopper, el artista que retrato la soledad norteamericana

Edward Hopper nació en Nyack, Estados Unidos, en 1882, en el seno de una familia burguesa y culta. Murió en 1967 en New York.
Cursó estudios en la New York School of Art, donde coincidió con otras figuras del arte americano del siglo XX, como Rockwell Kent, Eugene Speicher, George Bellows, Guy Pène du Bois.
Pero su verdadera influencia viene de sus profesores: William Merrit, Kenneth H. Miller y Robert Henri. De ellos tomó la voluntad para estudiar, el gusto por la pintura nítida y la composición ordenada, y la emancipación de las normas académicas.
Su primer trabajo fue como ilustrador publicitario para C. Philips & Company.
Su primer viaje a Europa fue en 1906, donde visita París, experimentando con un lenguaje cercano al impresionismo. En 1907 visita Londres, Berlín y Bruselas.
Es en 1909, cuando viaja nuevamente a París, que nace el estilo característico de Hopper, con sus elecciones expresivas tan precisas, su juego marcado entre luces y sombras, el empleo de los colores, las descripciones de interiores, con clara influencia de Degas. Luego de su tercer viaje a París, en 1910, adoptará el tema de la soledad como tema central que lo caracteriza.
Hopper tomó influencias de Pissaro, Monet, Manet, Sisley, Courbet, Toulouse Lautrec, Daumier y Goya, desdeñando los movimientos que se consolidaban en la Europa de ese tiempo (cubism, fauvism y el arte abstracto).
Luego de 1910, Hopper retorna definitivamente a su país. Allí su obra se tornará más localista, adoptando temas de la vida cotidiana norteamericana, escenas urbanas de New York, las playas cercanas a Nueva Inglaterra, los acantilados.
Integró el Whitney Studio Club, una organización para artistas independientes de la época.
Durante un tiempo abandonó la pintura para experimentar con el grabado, empleando punta seca y aguafuerte, lo cual le valió algunos reconocimientos.
La obra de Hopper se enmarca en el pop art, pero difiere con este en su enfoque, carente de ironía o crítica. Por el contrario, se identificaba con el hombre común y evitaba la censura al consumismo o a la clase media. Podría considerárselo un pintor del realismo social.
Aqui algunas representaciones de sus pinturas, en mi opinion, Edward Hopper logro plasmar como es la vida en realidad, es decir, sin nada de extraordinario, un dia normal, de gente normal.




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martes, 15 de enero de 2013

SOBRE LA LEGITIMIDAD Y JURICIDAD DE LAS POLICÍAS COMUNITARIAS EN MÉXICO


copiado de LA JORNADA  http://www.jornada.unam.mx

¿Son legítimas la policía y la justicia comunitarias según usos y costumbres?
Enrique Dussel

Hemos leído en La Jornada (13/1/13) que en las Costas de Guerrero se ha organizado en muchas comunidades la policía comunitaria, y aun desde 1995 el ejercicio de la justicia según usos y costumbres (como en la CRAC2). Y se nos informa que la policía del Estado se ha hecho presente en algunos pueblos, según versiones, para tomar bajo su responsabilidad a algunas personas acusadas de actos contra la comunidad, contra las leyes establecidas. Se acusa igualmente de que este tipo de organizaciones está socavando la soberanía del Estado y se organizan fuera de éste, y aun contra éste. Pareciera que luchan por una autonomía que el Estado debiera concederles. Creo que se usan categorías políticas que sería bueno meditar un poco.

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PEDRO REYES Y SUS FOTOS: Zona arqueológica de Coatetelco, Morelos, México


 copiado de https://www.facebook.com/medi/set/?set=a.1835229253123.85159.1612213145&type=3

ZONA ARQUEOLOGICA COATETELCO

EN EL MUNICIPIO DE MIACATLAN, EN LA LOCALIDAD DE COATETELCO, EXISTE ESTA ZONA ARQUEOLÓGICA TLAHUICA, QUE SI BIEN NO ES MUY GRANDE, ESTA MUY BIEN CONSERVADA.. DE VISITA CON LA FAMILIA EL DOMINGO PASADO.







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LOS SUPLEMENTOS DE "LA JORNADA" DEL 15 ENERO 2013