LA SITUACIÓN ACTUAL DE NUESTRO PAÍS, HUNDIDO EN LA CORRUPCIÓN, CON UN GOBIERNO FEDERAL QUE ESTÁ ENTREGANDO LOS BIENES DE LA NACIÓN AL EXTRANJERO, QUE NO TIENE LA DISPOSICIÓN DE SERVIR A LOS MEXICANOS SINO A LOS DUEÑOS DEL DINERO, NOS DEBE HACER REFLEXIONAR. TENEMOS QUE PARTICIPAR EN CUALQUIER TRIBUNA Y LUGAR, ALZAR NUESTRA VOZ DE ALERTA Y HACER QUE LOS MEXICANOS DESPERTEMOS Y HAGAMOS CONCIENCIA. AUN ES TIEMPO DE RECOMPONER A NUESTRA NACIÓN MEXICANA, SIN VIOLENCIA, DE MANERA PACÍFICA, CONVENCIÉNDONOS LOS CIUDADANOS Y CONVENCIENDO A QUIENES NOS GOBIERNAN QUE ES LA HORA, QUE ES EL TIEMPO DE MÉXICO. QUE LA PROSPERIDAD, LA JUSTICIA, LA IGUALDAD SÍ ES POSIBLE QUE SEAN REALIDADES PARA NUESTRA PATRIA. LEAMOS LA SIGUIENTE CARTA SUSCRITA POR DISTINTAS PERSONALIDADES DE NUESTRO PAÍS, INTELECTUALES DESTACADOS QUE SIEMPRE HAN ESTADO A LA VANGUARDIA EN DEFENSA DE LOS LEGÍTIMOS INTERESES DE LOS MEXICANOS Y TOMEMOS EN CUENTA LO QUE NOS DICEN:
Carta de intelectuales
“La consulta, un logro del movimiento ciudadano”
No se puede ignorar la tensa, muy difícil o trágica situación del país. Entre las demostraciones de que no todos los tiempos son iguales:
Violencia radical del narcotráfico con altísimo costo de vidas (no sólo de los directamente involucrados); crisis del aparato de seguridad nacional; destrucción creciente del tejido social; expansión del miedo y el pánico en amplísimos sectores; carestía insostenible; desastre –reconocido por todos– de la enseñanza pública y la privada; ansiedad por reducir el proceso electoral a una compraventa de votos; crisis acentuada y efectiva del Poder Judicial; apoyo de funcionarios al sistema de ecocidios (sobrexplotación del agua, destrucción de bosques, contaminación) que ratifican la monstruosidad del neoliberalismo; impunidad de los poderosos que se ostentan como la nueva “autoridad moral”; campaña intensa de privatización de los recursos energéticos; funcionarios cuya perma- nencia es un desafío grave a la legalidad (Juan Camilo Mouriño, Ulises Ruiz, Mario Marín); campañas de linchamiento moral de los opositores…
Hay, sin embargo, razones, y muy significativas, para un optimismo racional o, si se quiere, para un replanteamiento positivo de las circunstancias actuales:
–Emergencia de sectores y personas en el análisis de la realidad, las decisiones participativas y las protestas. Las movilizaciones de los últimos tiempos no son calificables de izquierda en el sentido ideológico tradicional, sino como movimientos, de ciudadanía y ciudadanización, conceptos primordiales y ligados ya al fortalecimiento de la soberanía popular.
–Fracaso estrepitoso de los defensores del proyecto de Felipe Calderón en el debate sobre reforma energética. Carecen de argumentos sólidos, se entregan a la inútil y penosa manipulación de leyes y cifras, son inconexos y desinformados por sistema.
–Fracaso notable de los gobiernos sucesivos del PRI y del PAN en la política informativa sobre los hechos básicos del país. Los promotores de la privatización del petróleo se burlan de los mexicanos que no entienden de tecnología y ellos mismos, a la hora de evaluar su proyecto, lo reducen a lugares comunes del autoritarismo cantinflesco. Además, ¿de dón- de proviene la ignorancia de la sociedad en asuntos de extrema importancia? De quienes, mediante la represión y el oscurecimiento informativo de la te-levisión, han alentado por décadas la despolitización y aíslan y persiguen las actitudes politizadas. Los gobiernos federales desalientan desde hace mucho tiempo las acciones de la ciudadanía. También el desbordamiento de la ignorancia afecta en primer término a la clase gobernante, que nunca explica sus proyectos básicos y carece de la costumbre de razonar.
–El gobierno federal aceptó el debate sobre la reforma petrolera y ahora se propone ignorarlo, asfixiar su desarrollo y enterrar sus conclusiones. Con todo, este debate es otro de los signos irrefutables que anuncian una sociedad distinta, que va adquiriendo la capacidad de convocarse a sí misma.
–La clase gobernante fracasó en su intento de impedir por entero la consulta. El propósito de la consulta no es negar las facultades del Congreso, sino rechazar la privatización del punto de vista de la nación y no aceptar que sólo “los expertos” decidan el presente y el porvenir del país. La ciudadanía exige su inclusión en la toma de medidas que la afectan centralmente. Al oponerse a la consulta, la clase gobernante despliega el tamaño de su miedo a los ciudadanos y de su desconfianza ante su escasísimo poder de convencimiento.
–El fracaso impresionante de la derecha, que en décadas no ha ganado una sola de las batallas culturales en el país, no ha conseguido abolir los derechos de las mujeres ni de las mino-rías sexuales, ni ha detenido en lo mínimo el avance de sus odios predilectos: la laicidad, el laicismo, la secularización (e-jemplo reciente: la devolución por parte de la diócesis de Guadalajara de 30 millones para el Santuario de los Mártires). Si en las batallas culturales la derecha viene a menos, estamos aún lejos del respeto a los derechos humanos, del fin del racismo y del reconocimiento pleno a los derechos indígenas.
–Movilización en amplios sectores de la sociedad, que no aceptan como respuesta la frialdad, el azoro, el desprecio, la inercia o el odio de la clase gobernante.
Antes lo dominante fue el pesimismo como determinismo. Hoy las circunstancias han cambiado. Nadie autoriza el optimismo, pero la tesis de la indefensión absoluta de la sociedad es, en última instancia, un comercial más del neoliberalismo.
Así, la consulta sobre la reforma energética es una saludable ampliación de la democracia y un logro del movimiento ciudadano.
Atentamente
Comité de intelectuales en defensa del petróleo
Marco Antonio Campos
Arnaldo Córdova
Rolando Cordera
Laura Esquivel
Bolívar Echeverría
Víctor Flores Olea
Luis Javier Garrido
Héctor Díaz Polanco
Antonio Gershenson
Margo Glantz
Enrique González Pedrero
Hugo Gutiérrez Vega
David Ibarra
Luis Linares Zapata
Guadalupe Loaeza
Lorenzo Meyer
Roberto Morales
Carlos Monsiváis
Jorge Eduardo Navarrete
Carlos Payán
Carlos Pellicer
José María Pérez Gay
Sergio Pitol
Elena Poniatowska
Ida Rodríguez Prampolini
Enrique Semo
Víctor Manuel Toledo
Héctor Vasconcelos
Javier Wimer
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