Oye, mira, este, pues...pues ¡te traje esta flor! Es que, bueno, pues iba caminando por ahí y que la veo. Al verla, de inmediato me acordé de ti: me recordó tu belleza, tu fragancia, tu ternura... y a pesar de estar rodeado de espinas, me recordó también tu noble corazón.
Y pues te la traje, vale. Tómala, no te apenes, si cuando la gente se muere le llevan flores, porqué no cuando viven. Es para ti, sostenla con tus manos y guárdala en tu corazón. Que tus manos acaricien sus pétalos y sientan su tersura, y ellos se alegren con el calor de las mismas.
Mira, si la recibes no te voy a comer a besos por ello, aunque ganas no me faltan. Tú tómala, pero si no la quieres, me la llevo conmigo, la guardo en mi libro de cuentos, para que cuando sea anciano lo abra y vea esa flor y recuerde que un día tuve la bendición de verte.
frg
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