HOLA, DISFRUTA DE DIFERENTES MANERAS TU PÁGINA DE "LA UNIDAD MORELOS":

miércoles, 29 de agosto de 2012

SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL E INTERCULTURALIDAD




SAMUEL LEONARDO HURTADO CAMARGO hurtadosamuel@gmail.com http://hurtadosamuel.googlepages.com
«En el futuro, será cada vez más común que las personas vivan simultáneamente al interior de varias culturas: sus padres pueden pertenecer a otra cultura, pueden ser migrantes, refugiados, etc. Esto provocará reacciones complejas, en donde los individuos tendrán que elegir continuamente quiénes son y qué son y negociar constantemente consigo mismo. Habrá que seguir de muy cerca esta realidad si se quiere evitar que surjan conflictos o elementos ocultos. Los maestros deben ser entrenados para entender tal complejidad, dedicando especial atención a las personas que vivirán en la sociedad multicultural del futuro»
Eleonora Masini (1994)
EL ANTERIOR EPÍGRAFE SINTETIZA el reto a los que se enfrentan y enfrentarán los educadores del siglo XXI, un mundo pluriétnico y multicultural con marcadas particularidades geohistóricas y culturales , un mundo cada vez más globalizado ó como diría Marshall Mc Luhan, una «Aldea Global» caleidoscópicamente heterogénea, que nos obliga a pensar cada día más acerca de la forma de «estar juntos», sin detrimento del vecino culturalmente diferente, pero preservando nuestros valores, costumbres, creencias, modos de pensar, de actuar y de vivir, en resumen, conservando nuestra cultura e identidad. En este proceso se hace necesario el desarrollo de un proyecto de educación intercultural «sensible a las diferencias culturales y a la inequidad que tales diferencias son introducidas en el proceso educativo» , una educación humanista, abierta al diálogo e intercambio de saberes entre grupos pertenecientes a distintas manifestaciones y expresiones culturales. Adentrarnos en dicho proyecto implica no sólo deslastrarnos de los «viejos» modelos de educación «castradora» del conocimiento, sino también, de los conceptos de Cultura, Diversidad Cultural, Pluralismo Cultural, Multiculturalidad e Interculturalidad, términos utilizados muchas veces como sinónimo o como accesorio para adornar algún escrito. La tarea en este sentido no es fácil, tampoco imposible, pero conlleva el compromiso de quienes desean asumir el reto de una educación intercultural, bolivariana e incluyente, holística y socialista, es decir, una educación con rostro más humano como «práctica de la libertad» tal como lo dijera el pensador brasileño Paulo Freire
I.- HACIA UN CONCEPTO DE CULTURA
Diversos autores, especialmente desde la antropología social y cultural no dudan en señalar que Cultura es un término polisémico, algo difuso, inacabado y en constante movimiento . Raymon Williams dijo alguna vez que cultura es una de las dos o tres palabras más difíciles de definir. Una de las primeras revisiones críticas de los conceptos y definiciones de cultura citó –según precisiones de Jan Servaes- 164 definiciones, de las cuales dos familias de definiciones luchan por la supremacía. Una de ellas enfoca la cultura como un compuesto de valores, creencias, normas, racionalizaciones, símbolos, ideologías, es decir, productos mentales. La otra enfoca la cultura refiriéndose a las totalidad de maneras de vivir de un pueblo, no sólo sus actitudes sino también sus actitudes personales .
DÉ CLIC EN "Más información" Y LEA TEXTO COMPLETO:
La cultura son muchas cosas –ha dicho José Antonio Caride Gómez-está en todas partes, y configura una compleja red de creencias, saberes, símbolos, costumbres, representaciones, hábitos, capacidades, valores, prácticas, instituciones, aprendizajes, conductas, lenguajes, obras artísticas, tecnologías... a la que se ha ido acomodando una amplia gama de connotaciones y usos»
Por lo general, el significado de cultura se ha asociado con la identidad de un grupo, pero como la han enfatizado algunos antropólogos, esta connotación resulta empobrecedora, pues, la «identidad representa muchas veces puntos de encuentro entre los miembros del grupo [..], pero esto es solo una parte de la cultura, salvo que queramos admitir que cultura es exclusivamente un instrumento para la diferenciación en la alteridad» .
Por consiguiente, por cultura podemos entender «muchas cosas». Vale entonces llegar a algún acuerdo, para de esta manera evitar confusiones. Un texto que resume y describe las formas en que pueden utilizarse validadamente el término cultura es el desarrollado por el antropólogo Fernando Silva Santiesteban, para quien dicho término puede aplicarse a:
a).-Todo lo que es socialmente trasmitido, incluyendo los modelos de vida o patrones de conducta, sistema de valores, conocimientos, creaciones y expresiones artísticas, ideología, instituciones, realizaciones materiales, etc., entre ellas naturalmente las técnicas para dominar el medio,
b).-Los modos de vida peculiares de una sociedad, de un grupo o de dos o más sociedades o grupos concretos, en una o en diferentes épocas, en uno o en diferentes lugares, y
.-A formas especiales de comportamiento característica de diversos agregados, segmentos o estratos de una sociedad vasta y de organización compleja .
En el campo educativo es necesario tomar en cuenta las recomendaciones del antropólogo lingüista Ernesto Díaz-Couder, para quien la planificación educativa no debe atenerse a una sola definición de cultura, puesto que limita y dificulta considerablemente su utilización. Es mucho más productivo ver a la cultura como una noción en varios niveles, para lo cual destaca con fines educativos cinco niveles, a saber:
a) Cultura material: Se refiere a todos los objetos tangibles producidos para las actividades cotidianas y ceremoniales (casas, instrumentos de trabajo, artesanía, vestidos tradicionales, etc.) Este aspecto de la cultura está condicionado en gran medida por el entorno geográfico y ambiental, ya que la cultura material manifiesta la adaptación al entorno natural.
b) Cultura como saber tradicional: Está muy relacionado con el anterior, ya que también representa la adaptación al medio ambiente regional, pero, a diferencia de la cultura material, la cultura como saber enfatiza los conocimientos tradicionales que permiten el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles (herbolaria, tecnologías tradicionales, manejo de tipos de tierra, uso simultáneo de pisos ecológicos, etc.).
c) Cultura como instituciones y organización social: este aspecto de la cultura no depende del entorno natural, y se refiere a las instituciones sociales que rigen la vida colectiva (sistemas de parentesco, tenencia de la tierra, control de los recursos naturales, mecanismos para impartir justicia, elección de líderes o autoridades, tipos de jerarquía y prescripciones de ascenso en las mismas, por ejemplo).
d) Cultura como visión del mundo: este aspecto atiende a los principios básicos (podría decirse que filosóficos) que dan sentido a las creencias, saberes y valores de una comunidad. Por ejemplo, los valores éticos individuales con la comunidad y la relación de ésta con los mundos natural y sobrenatural. Es el universo de los mitos que explican y ordenan el «cosmos» (en su sentido etimológico, es decir, como universo ordenado, lo opuesto a «caos» o espacio y materia amorfos).
e) Cultura como prácticas comunicativas: este es quizás el aspecto más recientemente formulado de la cultura. La considera desde una perspectiva interaccional y comunicativa, es decir, como una praxis y no como un sistema. Desde este punto de vista la cultura estaría constituida por prácticas comunicativas que nos permiten entender la producción y transacción de significados en la interacción social y culturalmente situada.
Seguidamente, el citado autor enfatiza que «dependiendo de cómo se conceptualice la cultura, así serán las estrategias educativas que se sigan. Esto es relevante porque en la mayoría de los programas o proyectos educativos subyace una concepción de la cultura que enfatiza el folklore, la tradición y la costumbre, es decir, los aspectos más pintorescos de la cultura material (vestidos festivos, máscaras, artesanías) y de las tradiciones y costumbres (fiestas, danzas, música, cocina típica). Casi nunca se integran las instituciones sociales, la visión del mundo ni las prácticas comunicativas de los pueblos indígenas –y afrodescendientes-en la planificación o en el proceso educativo».
II.- DIVERSIDAD CULTURAL: TESORO VIVO Y RENOVABLE
Retomo aquí las frase de Koichiro Matsuura, director general de la UNESCO para el año 2001, quien al realizar el preámbulo de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural, aprobada en París el 2 de noviembre del citado año, durante la 31ª Conferencia General de la mencionada comisión internacional , señalaba que dicha «Declaración aspira preservar ese tesoro vivo, y por lo tanto renovable, que es la diversidad cultural, diversidad que no cabe entender como patrimonio estático sino como proceso que garantiza la supervivencia de la humanidad; aspira también a evitar toda tentación segregacionista y fundamentalista que, en nombre de las diferencias culturales, sacralice esas mismas diferencias y desvirtúe así el mensaje . Según la UNESCO; diversidad cultural se refiere a las múltiples formas en que se expresan las culturas, la cual se manifiesta a través de los distintos modos de creación artística, producción, difusión, distribución y disfrute de las expresiones culturales, cualesquiera que sean los medios y tecnologías utilizados, implicando a la vez, la coexistencia de una multiplicidad de culturas dentro de un espacio determinado, culturas que se distinguen y reconocen en los diferentes campos sociales y cuyas diferencias se manifiestan en la lengua, la música, las creencias religiosas, el arte y la estructura social, entre otros .
La diversidad cultural es, para el género humano, tan necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad, la cual amplía las posibilidades de elección que se brindan a todos; pues, es una de las fuentes del desarrollo, entendido no solamente en términos de crecimiento económico, sino también como medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria, por lo que su defensa es un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana .
No obstante, como lo ha señalado Alain Kiyindou, en Palabras en Juego , «a menudo la diversidad es percibida como una disparidad, una variación, una pluralidad, es decir, lo contrario de la uniformidad y de la homogeneidad. En su sentido original y literal, la diversidad cultural se referiría entonces simplemente a la multiplicidad de las culturas o de las identidades culturales. Pero hoy en día esta visión está superada, ya que para numerosos expertos, la “diversidad” se define no tanto por oposición a “homogeneidad” sino por oposición a “disparidad”. Es sinónimo de diálogo y de valores compartidos. En efecto, el concepto de diversidad cultural, así como el de biodiversidad, va más lejos en el sentido de que considera la multiplicidad de las culturas en una perspectiva sistémica donde cada cultura se desarrolla y evoluciona en contacto con las otras culturas» . En términos generales, por diversidad cultural podemos entender la multiplicidad e interacción de las culturas que coexisten en el mundo y que, por ende, forman parte del patrimonio común de la humanidad. Implica, por un lado, la preservación y promoción de culturas existentes y, por otro, la apertura a otras culturas.
III.- PLURALISMO CULTURAL VS. MULTICULTURALISMO
«En nuestras sociedades cada vez más diversificadas, resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales a un tiempo plurales, variadas y dinámicas. Las políticas que favorecen la inclusión y la participación de todos los ciudadanos garantizan la cohesión social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz. Definido de esta manera, el pluralismo cultural constituye la respuesta política al hecho de la diversidad cultural. Inseparable de un contexto democrático, el pluralismo cultural es propicio a los intercambios culturales y al desarrollo de las capacidades creadoras que alimentan la vida pública» . Según esta afirmación de la UNESCO, el pluralismo cultural difiere del concepto de diversidad cultural, en el sentido de que mientras esta última se refiere a un hecho o una situación social (muchas culturas productos de proceso sociohistóricos particulares o compartidos), el pluralismo es una norma y un proceso dinámico que requiere una apertura hacia valores culturales cambiantes tanto dentro de las sociedades como a través de ellas.
De acuerdo a lo formulado por Graciela Malgesini y Carlos Jiménez, el Pluralismo Cultural «es aquella ideología o modelo de organización social que afirma la posibilidad de convivir armoniosamente en sociedades, grupos o comunidades étnica, cultural, religiosa o lingüísticamente diferentes. A diferencia de otros modelos, el pluralismo cultural valora positivamente la diversidad sociocultural y toma como punto de partida que ningún grupo tiene porqué perder su cultura o identidad propia» .. Más adelante, señalan los mencionados autores que, «desde el planteamiento del pluralismo cultural se considera la diversidad cultural como algo bueno y deseable, se fomenta la práctica de las tradiciones etnoculturales, se buscan vías para que la gente se entienda e interactúe –vías que no se basen en la similitud, sino en el respeto a las diferencias- se hace hincapié en la interacción de los grupos étnicos y en su contribución al país; se asume, en definitiva, que cada grupo tiene algo que ofrecer y que aprender de los otros»
El pluralismo cultural ha sido entendido y formulado también de muchas formas pero, a nuestro entender, puede sintetizarse en dos grandes principios o contenidos por los que se rige, ellos son: la igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades (principio que podemos denominar de ciudadanía común o general) y el respeto a las diferencias etnoculturales (o derecho a la diferencia) y su valoración positiva.
No obstante, el pluralismo cultural no debe confundirse con multiculturalismo o multiculturalidad, dos términos que aunque provienen de una misma raíz, tienen connotaciones sociológica y antropológicamente distintas. Como bien lo ha subrayado Antonio Bolívar en su artículo: Ciudadanía y Escuela Pública en el contexto de Diversidad Cultural, «no es lo mismo reconocer sociológicamente la multiculturalidad (existencia de múltiples culturas), que abogar por un multiculturalismo (convivencia de culturas diferentes en igualdad de derechos). La multiculturalidad designa una situación de hecho, como es la diversidad o el pluralismo cultural. El multiculturalismo, por el contrario, no designa una condición sino una ideología o una orientación, a saber, en sentido fuerte, aquella que reclama una política que reconozca las diferencias identitarias. Como ha defendido también Alain Touraine (2001), la expresión “multiculturalismo” es peligrosa, si queremos definir una sociedad por la presencia de varias culturas no relacionadas entre ellas. El concepto de “multiculturalidad” se mueve en dos niveles: como constatación fáctica de una diversidad cultural y como propuesta normativa de la coexistencia al mismo nivel de las distintas culturas» .
Multiculturalidad, significa, entonces, reconocer la existencia de diferentes culturas, su valor y autonomía, fundamentada en los principios de igualdad y diferencia, reconociendo por consiguiente, los derechos de cada una de las culturas y sus formas de expresión. Por otra parte, el multiculturalismo se asume, como un valor e incluso como un ideal, cuyo uso varía constantemente, pero se le ha asociado como término que solapadamente invisibiliza las diferencias entre los grupos y trata de generar fisuras entre los mismos., en el sentido que «se reconoce la presencia de otras identidades, pero sólo para degradarlas ontológicamente y, desde allí, hacer de esta jerarquía la estrategia discursiva para justificar la expropiación de tierras y otros recursos, la explotación de mano de obra y la dominación política. Más aún: el reconocimiento del otro-cultural, asociada indisolublemente al otro étnico-racial, se constituye en un dispositivo necesario para los procesos de conquista, colonización, y constitución de Estados nacionales cimentados en un ideal de ethos homogéneo» . Un ejemplo de ello ha sido Latinoamérica cuya presencia de las culturas amerindia, africana y española se pretendió echar en un solo saco a la que numerosos intelectuales llamaron «mestizaje». Ser mestizo, implicaba el no reconocimiento de las culturas indígenas y de afrodescendientes existentes en cada una de los nuevos Estado-nación. Al ser Latinoamérica una comunidad mestiza, todos éramos por norma general homogéneos. Así, el mestizaje más que denotar una situación de orgullo, fue concebido profundamente como una noción racista, tal cual lo ha formulado el pensador venezolano José Manuel Briceño Guerrero en El Laberinto de los Tres Minotauros, quien señala que «la designación de mestizaje cultural conserva su sabor racista original. Al ser usada oficialmente o por intelectuales prestigiosos sirve de refugio y vehículo a toda la concepción racista y carga de valoraciones negativas todos los rasgos culturales no occidentales, así como la noción racista de mestizaje biológico cargó de valoraciones negativas los rasgos físicos no blancos [...]. En el cine y en la televisión –ilustra el autor- y en no poca literatura, el malo, perverso, el sirviente torpe, el traidor, la devoradora de hombres, el psicópata asesino, el diablo, la muerte se presentan a menudo con rasgos de tipos mestizos amerindios, con rasgo nuestros, a los cuales se suman lenguaje y modales tanto más despreciable cuanto más se apartan del modelo occidental. Así como el teatro griego exigía mascaras adecuadas a sus personajes, el cine actual escoge tipos raciales para los suyos»
IV.- LA INTERCULTURALIDAD: MÁS ALLÁ DEL RECONOCIMIENTO DEL «OTRO»
La interculturalidad es un concepto reciente tomado en préstamo de los estudios sobre comunicación desarrollado a partir de la década de los cincuenta de siglo XX, pero su punto característico es que su concepción va más allá del simple reconocimiento del «Otro». Desde nuestro punto de vista Interculturalidad se refiere a la presencia e interacción equitativa entre diversas culturas, de una forma respetuosa, horizontal y sinérgica con la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, adquiridas por medio del diálogo y de una actitud de respeto mutuo.
El interculturalismo está regido por la convivencia en la diversidad, lo que exige tener en cuenta los principios de Igualdad, Diferencia e Interacción positiva. Tanto el multiculturalismo como la interculturalidad parten de la afirmación del principio de diferencia, pero que mientras con el primero se piensa la defensa y preservación de la identidad cultural limitando los intercambios, el segundo va a sostener que las identidades culturales se constituyen viviendo con y entre las otras .
Como la multiculturalidad, la interculturalidad debe ubicarse dentro del pluralismo cultural. Pero esta supera las limitaciones del multiculturalismo y trata de hacerlo añadiendo, a los dos grandes principios mencionados (la igualdad de derechos y el respeto a la diferencia), toda otra dimensión apenas abordada en el multiculturalismo: la intensa interacción que de hecho hay entre las culturas. La interculturalidad tiene en cuenta no sólo las diferencias entre personas y grupos sino también las convergencias entre ellos como: a).los vínculos que unen, la aceptación de los derechos humanos cuando éste es el caso, b).los valores compartidos, las normas de convivencia ya legitimadas y aceptadas, c).las instituciones comúnmente utilizadas aunque requieran adaptación y mejora, y d).los intereses comunes en desarrollo local, la identidad nacional en algunos casos y otros puntos en común.
Es decir, la promoción sistemática y gradual, desde el Estado y desde la sociedad civil, de espacios y procesos de interacción positiva que vayan abriendo y generalizando relaciones de confianza, reconocimiento mutuo, comunicación efectiva, diálogo y debate, aprendizaje e intercambio, regulación pacifica del conflicto, cooperación y convivencia, para lo cual se basa en tres principios:
a) El principio de ciudadanía, que implica el reconocimiento pleno y la búsqueda constante de igualdad real y efectiva de derechos, responsabilidades, oportunidades, así como la lucha permanente contra el racismo y la discriminación;
b) El principio del derecho a la diferencia, que conlleva el respeto a la identidad y derechos de cada uno de los pueblos, grupos étnicos y expresiones socioculturales de un país o región; y
c) El principio de unidad en la diversidad, concretado en la unidad nacional, no impuesta sino construida por todos y asumida voluntariamente.
V.-EDUCACIÓN INTERCULTURAL: UNA VENTANA PARA EL NOS (OTROS)
Se entiende la educación intercultural como un enfoque educativo holístico e inclusivo que, partiendo del respeto y la valoración de la diversidad cultural, busca la reforma de la escuela como totalidad para incrementar la equidad educativa, superar el racismo/discriminación/exclusión, favorecer la comunicación y competencia intercultu-rales, y apoyar el cambio social según principios de justicia social.
El verdadero desafío de la educación del siglo XXI, es la capacidad de tener una educación de atención a la diversidad, desde el punto de vista enriquecedor y no como problemática social. Se trata de ver la diversidad cultural y humana como algo valioso y enriquecedor para todos. Esto supone la igualdad de oportunidades a todos, sin distinguir si son «nativos» o por sus orígenes inmigrantes, ofreciendo una enseñanza de calidad a las necesidades de estos alumnos .
Barinas, 5 de diciembre de 2008

No hay comentarios.: