Elogio del crepúsculo A la puesta del sol El mundo se enriquece. Los árboles se hunden en el crepúsculo Los antiguos edificios de piedra Los haces de luz mercurial La profundidad de la penumbra Que el cielo umbroso va enmarcando. Es hondo el crepúsculo Nada queda intocado Nada es indiferente La abundancia denota que no discrimina) Mi cuerpo está sobradamente abierto Como el aire vacío, Nada hay que mi mano no alcance Igual que el agua... Cuya mano se extiende al infinito. Tan poco tiempo para amar Hay tan poco tiempo para amar. Un niño pita –tut, tut- su corneta de plástico Los puerros que lleva una señora Crecen robustos en su bolsa Un abuelo corre a alcanzar el autobús Y dos muchachas, qué importa el motivo, Marchan con dos o tres rosas en la mano ¡Flores inmarchitables! En el bolso de vinilo de la señora Explotan los capullos de castaña. Picadura de abeja Montado en la escalera portátil Recolectaba manzanas con alborozo Era la primera vez. La más a punto atrajo mi mano En un brazo alto. Al momento de tocarla, ¡ah! Un dolorcillo asaltó mi dedo: La picadura de una abeja (Oculta en una grieta formada por el tiempo). Al paso de las horas El dedo dolía más. (Extraer una lección de este suceso parece vano). Aunque el dolor continuaba Mi corazón floreció como un manzano en otoño. El dolor es otra vía de unión secreta Con todos los seres del universo. En la inmensidad de la naturaleza Bastó un poco de veneno Para fundir mi cuerpo con la vastedad. | | De haber sabido... A veces lo lamento: Aquel encuentro, esa ocasión, Pudo haber sido una mina de oro... La persona de entonces, El designio de entonces, Pudo haber sido una mina de oro... De haber porfiado un poco De haber hablado Escuchado atento, Amado más... Mas medio mudo Como sordo ¿Absortó en qué? Dejé que huyeran. De haber amado Aquel momento intensamente. De haber sabido... Que cada instante era un capullo, Que podía florecer A mis cuidados. Amparo Igual que un árbol Bajo la lluvia En cualquier parte Quisiera amparo. ¿Dónde estará la lluvia? ¿Dónde el árbol? El amparo, ¿dónde? Cierta tristeza De madrugada, al despertarme, Cierta tristeza se extiende Se extiende tenazmente Una vez y otra, Empapando la ceguera de la vida Ensanchándose hasta el infinito. Echo de menos los saltamontes. Como dejar atrás el paraguas Incapaz de partir y dejar atrás mi yo Como se abandona en cualquier parte un paraguas Sufro tanto. De abandonarme a mí mismo Todo sería cielo Todo amor Todo libertad. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario