l ubicar el tema de la seguridad como prioritario, el gobierno federal, por vía de la Secretaría de Hacienda, presentó a la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto 2009 en el que a la Secretaría de Salud se le imponía un recorte de 4 mil millones de pesos. En septiembre pasado, ante los senadores de la Comisión de Salud, el secretario del ramo, José Ángel Córdova Villalobos, advertía sobre las consecuencias de este recorte. El Congreso de la Unión enmendó la plana al Ejecutivo y logró la reasignación de una importante suma de recursos para atender responsabilidades del Estado en materia social. No obstante, en las reasignaciones el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades tuvo una merma de 860 millones de pesos con respecto a 2008, que en términos porcentuales es 18.3 por ciento. La reducción habla de la importancia que el gobierno brindaba a las tareas preventivas de carácter epidemiológico, hasta antes de la aparición del virus A/H1N1.
Mientras tanto, la comunidad científica internacional, preocupada por la posibilidad de la aparición de nuevas epidemias relacionadas con determinadas combinaciones y mutaciones de virus, daba cuenta de casos de influenza similares a los presentados en nuestro país. Varios han aparecido en diferentes publicaciones científicas del mundo. Uno se titula: “Caracterización de un virus de la influenza A durante un brote de enfermedad respiratoria en los cerdos y las personas durante una feria del condado en Estados Unidos”, realizado por los investigadores Amy L. Vincent, Sabrina L. Swenson, Kelly M. Lager, Phillip C. Gauger, Christina Loiacono y Yan Zhang (www.sciencedirect.com). En el citado artículo se identifica un virus de la influenza que afectó cerdos y personas en agosto de 2007, durante la feria de un condado en Ohio, Estados Unidos.
Investigadores, biólogos y científicos estadunidenses buscan determinar la relación entre este hecho y los aparecidos en Texas, California y México. Sin resultados concluyentes, pero con estricto rigor científico, debaten la manera de enfrentar el nuevo desafío. Destaca en este contexto la declaración del presidente Obama: Si hay un día que nos recuerde nuestra participación en la ciencia y la investigación es hoy
, lo cual ha servido para dedicar 3 por ciento del PIB a la investigación científica.
Otro estudio significativo es acerca del caso de un joven de 17 años que estuvo en contacto con la crianza de cerdos: en diciembre de 2005 fue infectado con un virus similar al aparecido en México. Dicha investigación ha sido publicada por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, donde se explica que los síntomas que presentaba el joven infectado eran los mismos de quienes hoy han sido contagiados en México y en el mundo. Después de analizar las muestras de la mucosidad nasal del paciente, se identificó al virus como influenza porcina A/H1N1. A los pocos días, el paciente se recuperó y volvió a su vida normal.
Otro caso aparecido el año pasado es el documentado por un grupo de investigadores españoles, quienes exponen un estudio de caso en el que explican la forma en que un hombre de 50 años, que trabajaba en una granja porcina, en Aragón, España. En noviembre de 2008, desarrolló fiebre, tos, cansancio extremo, irritación en la nariz y escalofrío. Las muestras de un frotis faríngeo envíada al Laboratorio de Microbiología del Hospital Universitario Miguel Servet, en Zaragoza, confirmó que el virus encontrado estaba filogenéticamente relacionado con los virus H1N1 de los cerdos. El paciente no necesitó hospitalización y se recuperó a plenitud.
Sin ser los únicos, casos como éstos han sido estudiados tras la aparición de nuevos virus. No obstante, aún existen más preguntes que respuestas y la experiencia nos indica que si no existe una verdadera preocupación científica, respaldada con suficiencia presupuestaria, nuestra capacidad de respuesta será reactiva y confusa. Responder a la interrogante de por qué la mayoría de los muertos por este virus están en México requiere un ejercicio responsable, de investigación y análisis.
Las teorías de la conspiración gubernamental o de la salvación del mundo desde México, en relación con la aparición del virus A/H1N1, coinciden en su ignorancia frente a un fenómeno del cual mucho desconocemos. Si queremos construir una política de Estado en materia de salud, nuestros gobernantes y políticos deben asumir con humildad una actitud respetuosa frente a los retos gigantescos que nos plantea la nueva realidad nacional e internacional.
Sin embargo, esta crisis de nuevo ha servido para saber que somos parte de un pueblo hermoso, solidario y compañero, que nada tiene que ver con la fantochería de su mediocre clase gobernante. Felicitaciones a las y los investigadores mexicanos, quienes con pocos recursos han realizado una importante tarea antes y durante la etapa de emergencia. Lo que se gasta en Spot debería transferirse a las instituciones de investigación, sería una contribución de mayor eficacia para el futuro de México o, mejor dicho, ¿podríamos querer emular la pretensión del presidente Obama para destinar 3 por ciento del PIB a la investigación científica?
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