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domingo, 31 de mayo de 2009

SÁNDOR MÁRAI: Reflexiones. tomado de "La Jornada Semanal" www.jornada.unam.mx

Hace algunos meses publicamos el ensayo de Sergio López Rivera sobre el gran escritor húngaro Sándor Márai. Ahora reunimos, con el permiso de Ediciones Salamandra s.a. y de la casa editorial Océano, algunos fragmentos de los Diarios de 1984-1989, de Confesiones de un burgués, de La herencia de Eszter y de El último encuentro. De esta manera queremos hacer patente nuestra admiración por la obra de uno de los escritores fundamentales del siglo XX. La inteligencia, la sinceridad y el artificio literario se unen para entregarnos estas reflexiones sobre la vida, la literatura, la política, los seres humanos y la muerte. Márai se suicidó en San Diego, California, a los ochenta y nueve años de su edad. La obra de este escritor sin miedo y sin tacha sigue creciendo e iluminando a la literatura de todos los tiempos.

HGV

Reflexiones de Sándor Márai

DIARIOS 1984- 1989

La capacidad de adaptación del ser humano es increíble: me acostumbro a vivir medio ciego, a tientas, a percibir las distancias transformadas. No tengo pánico, sólo la esperanza de que la hemorragia desaparezca. No es algo imposible. Tengo miedo de no aceptar la muerte cuando me llegue la hora.

“Muerte, acéptame como hijo tuyo” (Kosztolányi). Sería mejor así: “Muerte, te acepto como padre.”

Hoy en día, el escritor que intenta crear algo diferente de lo que la industria de consumo produce para alimentar a los lectores es como el cojo que anda con prótesis, pero de todas formas intenta presentarse a una carrera de cien metros.


Ilustración de Víctor Garrido

El proletario occidental ya va en coche; el chino, en bicicleta. Puede ocurrir que el ciclista llegue más lejos que el automovilista.

Quejas democrático-populares por la “falta de crítica novelística”. Donde no hay crítica social, ¿cómo va a haber crítica literaria?

Algunas palabras tienen una fuerza destructora tan densa como el cianuro.

Una agenda antigua. Sólo encuentro la dirección de tres personas vivas, los demás se marcharon sin dejar dirección, están muertos.

Todas las noches algunas líneas de Marco Aurelio. Me parece demasiado cómoda la estoica resignación a la fatalidad. Es una postura hermosa y noble, pero me resulta más cercano Fausto, que no se conforma y se obstina en preguntar una y otra vez.

Anoche sentí por primera vez, con absoluta certeza y sin más, que soy mortal; no la posibilidad, sino el hecho. No fue tan aterrador.

La religión institucionalizada pierde justamente la esencia de la religión. Algo similar ocurre al institucionalizar la literatura y el arte: su esencia se evapora.

Tiene que ser muy bonito morir sano.

A veces me sorprende que todavía siga aquí, vivo,hasta el último momento, sin haber perdido la voluntad de “cumplir” con algo: con las obligaciones diarias o con otras, banales. No darse por vencido mientras aguante.

Schopenhauer fue uno de los grandes iconoclastas del siglo xix : supo destruir una visión del mundo de manera convincente pero no construyó otra realmente original para sustituirla. “¿Usted todavía necesita a Dios?”, preguntó furioso a un filósofo rival. La imagen del Dios antropomorfo le parecía humillante, tanto para Dios como para el hombre.

En la literatura no existe la democracia; sólo hay solistas. El escritor que decida cantar en un orfeón descubrirá que su voz no se distingue del coro.

¿La echo de menos? Tanto como echaría de menos el aire. Me la evocan las palabras, los objetos, todo. Incluso al aire le falta algo.

Cuando un escritor va llegando al final de una larga vida, se espera de él algún tipo de summa vitae, un compendio filosófico. Yo no sé nada sobre summa vitae, y mi filosofía se resume en lo siguiente: es mucho menos peligroso un malvado que un imbécil. Y los imbéciles abundan sobremanera. Ellos sí que son peligrosos.

En sus cuadernos tomaba nota también de sus sueños. Y a continuación añadía: “¿Qué significa?” Como le dijo Mallarmé a un joven poeta: “Nunca preguntes qué es... Sólo qué significa.”

No es bueno dejarse envejecer por la vejez.

Hoy en día, en el mundo literario quedan pocos caballeros: casi todos quieren aparentar más de lo que son y apropiarse de lo que no es suyo.

Cada día al despertar noto el regusto de la muerte en la boca. No se parece a nada, es como un aperitivo crudo.

La vejez. El viejo tiene que decidir cómo gestionar la soledad. ¿Qué es más adecuado: ser solitario a solas o vivir solo en compañía? Hace más de un año que vivo en la soledad solitaria. No es fácil, tampoco lo considero auténtica “vida”, pero es más tolerable que la soledad acompañada.

Momentos en que un animal enloquecido aúlla en la oscuridad. El momento en el que al final de una larga vida uno comprende que el destino no sólo es cruel, sino además deshonesto.

CONFESIONES DE UN BURGUÉS

Los niños “sanos”, los que saben adaptarse, cuando sufren al sentirse apartados dentro de la familia, al recibir alguna herida de esa clase, suelen escapar de su desengaño y de su soledad integrándose en una comunidad socialmente organizada, en una congregación religiosa, en una asociación cultural o estudiantil.

La burguesía daba testimonio de sus responsabilidades sociales a través de los actos de caridad. De los pobres se hablaba como si fuesen miembros de una tribu extraña e indefensa a quienes había que alimentar. A veces, cuando alguien llamaba a nuestra puerta, la criada nos informaba: “No es nadie, sólo un pobre.”

En aquel mundo de burgueses liberales, de prosperidad y de bienestar, nadie reparaba en que la pobreza era un problema mucho más grave de lo que podía parecer a simple vista y que no podía resolverse sólo por la vía de la caridad.

Yo pertenecía, con todas mis aspiraciones, a mi familia, y mi familia pertenecía, con todos sus instintos, a su clase social. Todo lo que se quedaba fuera de esa clase social –todos los intereses, todas las personas– era sólo materia prima, un conglomerado sin forma, algo sucio, pura basura. Sí, incluso en la iglesia se hablaba de los pobres como si fueran enfermos, como si ellos mismos hubiesen querido enfermar por no haberse cuidado lo suficiente.

Los recuerdos de la vida amorosa de un joven se componen de muslos, brazos, gestos, movimientos... Cuando el rostro aparece entre los demás miembros del cuerpo, termina la pubertad y empieza la edad madura del hombre.

Una soledad gélida me envolvía. Era algo más que la soledad del extranjero, surgía de mi interior, de mi ser, de mis recuerdos; era la soledad sin esperanzas que caracteriza al escritor. Mis hermanos culturales avanzaban o retrocedían cada uno por su propio camino; sólo nos comunicábamos mediante señales luminosas.

En esa época aún ardía en mi interior la llama resplandeciente de la alegría pura del erotismo, que me permitía entregarme al amor sin sentir remordimientos ni rechazo. La extraña sensación de tener que huir del “escenario del crimen” tras hacer el amor todavía no se había apoderado de mí. Cogía todo lo que Berlín me ofrecía con las dos manos, sin temores ni dobles intenciones.

Su intuición femenina le procuraba ese material que poseen la mayoría de las mujeres de verdad y del que los hombres se enorgullecen cuando consiguen adquirir una mínima parte.

Los alemanes, personas por otra parte muy sensatas, impregnadas de los valores de la burguesía, soportaban la vida de entonces a duras penas. La mayoría de la gente no bebe para alcanzar un estado de éxtasis; simplemente lleva dentro una herida que un día no puede soportar más. Y es cuando empieza a beber.

Uno pertenece a una familia espiritual, y en la jerarquía de ese árbol genealógico está Goethe como padre primigenio de todos, de los demás miembros de la familia, de nuestros hermanos y tíos espirituales. Cuando empecé a leer a Péguy, tuve enseguida la impresión de haberlo leído ya. Con las almas de esa clase, con los miembros de esa familia resulta fácil establecer un diálogo, no es necesario ser explícito, se comprende enseguida lo que el otro quiere decir. La soledad del escritor sólo está poblada por ese tipo de almas, nunca por amigos o amantes.

En París advertí desde las primeras semanas que podría perecer delante de los franceses y ni me ofrecerían un vaso de agua, ni siquiera se encogerían de hombros. Esa fue una buena lección para mí: detrás de la indiferencia empedernida de los franceses adivinaba su fuerza, su crueldad latina, su verdad. Casi los admiraba por tanta indiferencia.

¡Ay, la manera de encogerse de hombros de los franceses! Me costó mucho tiempo olvidarla; únicamente logré reconciliarme con ese gesto cuando conocí a otros franceses más tiernos.

Todas las tardes pasaba por allí Unamuno con su suave sonrisa de sabio, aguantando las incomodidades de la emigración forzosa con comprensión y serenidad; a su alrededor se reunían los intelectuales y los aventureros de la nueva España, oficiales, filósofos, escritores. A mí me gustaba estar con ellos. Eran personas tristes, como todos los que frecuentábamos Montparnasse: allí todos éramos personas perdidas y con multitud de defectos, todos buscábamos un lugar en el mundo, una patria física y espiritual.

Volví a mi casa parisina y, de repente, comencé a expresarme con libertad y sin miedos, como un niño que ya ha aprendido a hablar. No es fácil analizar ese tipo de “liberaciones”. No puedo definir la “experiencia”, no conozco el proceso anímico que abre camino a esa avalancha natural, a la capacidad –exenta de cualquier duda o temor, casi impúdica– de la escritura y de la expresión.

Los recuerdos que me quedaron de aquellos viajes salvajes de la juventud –cuando estaba constantemente al acecho de cualquier presa, cuando me apropiaba con ansias inocentes y entusiasmo vándalo de paisajes y calles que trasladaba a la esfera de mis recuerdos– duraron poco.

La atmósfera de Londres era erótica; Londres es quizá la única ciudad del mundo con una atmósfera erótica inconfundible. En París la gente se besaba en la calle y hacía el amor en los cafés..., pero el erotismo es algo oculto y rodeado de secretos; el erotismo es siempre el dessous, nunca la desnudez. En Londres no he visto ni un beso dado en una mano en público que durase un segundo más de lo debido o se prolongase de cualquier forma. Más la ciudad rebosaba erotismo y en la niebla se oían gritos de placer.

Recuerdo algunas de las tardes que pasé en el campo inglés, cuando llegué a comprender a los suicidas ingleses; recuerdo a un hombre que se alojaba en el mismo hotel que yo, que se vestía cada noche de frac, subía personalmente una botella de vino tinto francés a su habitación para sentarse al lado de la chimenea con las piernas bien estiradas y quedarse así, vestido de frac, hasta la medianoche, momento en que se acostaba. Se aburrían como unas fieras nobles en su jaula. A veces me daban miedo.

Y aquellos criados que te agradecían el hecho de haber podido servirte con un “ Thank you! ” silencioso, melódico y, al mismo tiempo, altanero y despectivo, para que sintieras bien que no eras inglés, hecho deplorable cuyas consecuencias tú nunca serías capaz de comprender... Todo era “distinto”, el papel de cartas y el agua del grifo, la sonrisa y la brutalidad, y, sin embargo, por encima de ese carácter “distinto”, eran capaces de dedicarle a la gente del continente una sonrisa familiar, casi de complicidad. De mi estancia en Londres guardo el recuerdo de las sonrisas más hermosas, dulces y tiernas. No conservo nada más.

Aprendí que el buen periodista –con su ira solidaria, sus acusaciones y sus antipatías– cree de verdad en su rabia cuando ataca algo o a alguien: esa solidaridad es la que da credibilidad al periodismo.

El trabajo invadió poco a poco toda mi vida, como una enfermedad. La escritura no es una tarea para una persona “sana”, una persona sana es una persona que trabaja para acercarse a la vida, mientras que un escritor trabaja para acercarse a las profundidades de su obra, donde lo esperan peligros, terremotos, abismos, incendios.

LA HERENCIA DE ESZTER

No sé cómo sonó mi voz en aquel instante; pero probablemente no reflejó felicidad. Seguramente hablé como una sonámbula recién despertada. Aquel estado había durado veinte años. Durante veinte años yo había estado caminando así, dormida, al borde de un precipicio, con pasos decididos y sosegados, sonriendo. Entonces, me desperté de golpe y vi la realidad delante de mis ojos; sin embargo, no me sentí mareada. Nunca más me he sentido mareada. En la realidad, en la realidad de la vida y de la muerte, hay algo tranquilizador.

Había algo triste en él. Algo del fotógrafo o del político envejecido que ya no se entera de las artimañas ni de las ideas de los nuevos tiempos y que se aferra, obstinado y resentido, a sus viejos trucos, a sus afables prácticas de prestidigitador. Había algo en él del viejo domador de fieras a quien ya no temen ni sus propias bestias.

EL ÚLTIMO ENCUENTRO

Como todas las personas que viven mimadas por los dioses sin ninguna razón, también sentía una especie de angustia en el fondo de tanta felicidad. Todo era demasiado hermoso, demasiado redondo, demasiado perfecto. Uno siempre teme tanta felicidad ordenada.

Uno también construye lo que le ocurre. Lo construye, lo invoca, no deja escapar lo que le tiene que ocurrir. Así es el hombre. Obra así incluso sabiendo o sintiendo desde el principio, desde el primer instante, que lo que hace es algo fatal. Es como si se mantuviera unido a su destino, como si se llamaran y se crearan mutuamente. No es verdad que la fatalidad llegue ciega a nuestra vida, no. La fatalidad entra por la puerta que nosotros mismos hemos abierto, invitándola a pasar.

Porque uno no solamente responde con su muerte, aun siendo ésta una buena respuesta. También es posible responder sobreviviendo a algo. Nosotros dos hemos sobrevivido a una mujer. Tú al marcharte lejos y yo al quedarme aquí. La sobrevivimos, con cobardía o con ceguera, con resentimiento o con inteligencia: el hecho es que lo sobrevivimos. ¿No crees que tuvimos nuestras razones?.. ¿No crees que al fin y al cabo le debemos algo, alguna responsabilidad de ultratumba, a ella, que fue más que nosotros, más humana, porque murió, respondiéndonos así a los dos, mientras que nosotros nos hemos quedado aquí, en la vida?...

"LA JORNADA SEMANAL" 31 mayo 2009



Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Domingo 31 de mayo de 2009 Num: 743

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Adriana Yáñez: entre filosofía y poesía
LUIS TAMAYO

Al compás de la OCDE (educación y cultura en México)
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Danilo Kis o el arte de mentir verazmente
GUY SCARPETTA

Reflexiones de Sándor Márai

La filosofía en tiempos panistas
ÁNGEL XOLOCOTZI YÁÑEZ

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA





NOTICIAS DE HOY EN EL MUNDO SEGÚN "REBELIÓN"

Mariano Utin
N. Chomsky
Obama no acabó con esa práctica, sólo la cambió de lugar, señala el investigador Allan Nairn
Tortura y amnesia histórica (I)
Noam Chomsky

Chile
Los estremecedores testimonios de quienes asesinaron a Víctor Jara
Jacmel Cuevas P.

Mundo
El jefe del Estado Mayor estadounidense prevé que las ocupaciones estadounidenses de Iraq y Afganistán continuarán durante una década
Bill Van Auken

Cultura
Los textos del Premio Nobel por los que la editorial de Berlusconi no le publicará en Italia
Berlusconi & Cia y ¿Qué hacer con los italianos?
José Saramago

Cuba
Las mentiras de Reporteros Sin Fronteras sobre Cuba
Salim Lamrani

Venezuela
Entrevista a Carmen Bohórquez, coordinadora de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad e integrante de la Comisión para la Celebración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela
"Doscientos años después de la Independencia de América, tenemos al pueblo en las calles diciendo cual es el camino"
Yásser Gómez

Palestina y Oriente Próximo
Cómo hablar con un derechista
Gideon Levy

México
Las complicidades de Álvaro Uribe y Felipe Calderón
Gilberto López y Rivas

JOJUTLEANDO





LUISITO Y JORGE



ALEX Y SUS COMPAS



BAJO EL VOLCÁN



SKW



ROSITA Y NANCY



EL MOSQUITO TE VAYA A PICAR...











FRIENDS FOREVER

EL ARTISTA, CREADOR DE COSAS BELLAS/LA TIRANÍA DEL AMOR: Textos de Oscar Wilde y Miguel de Cervantes

tomado de FILOSOFÍA DIGITAL. www.filosofiadigital.com


EL ARTISTA, CREADOR DE COSAS BELLAS, por Oscar Wilde

El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte.

El crítico es el que puede traducir de un modo distinto o con un nuevo procedimiento su impresión ante las cosas bellas.

La más elevada, así como la más baja de las formas de crítica, son una manera de autobiografía. Los que encuentran intenciones feas en cosas bellas están corrompidos sin ser encantadores. Esto es un defecto.

Los que encuentran bellas intenciones en cosas bellas son cultos. A estos les queda la esperanza.

A Wilde le hubiera encantado esta versión surrealista de su rostro. Porque estuvo entre los elegidos para quienes las cosas bellas significan únicamente belleza.

Existen los elegidos para quienes las cosas bellas significan únicamente belleza.

Un libro no es en modo alguno moral o inmoral. Los libros están bien o mal escritos. Esto es todo.

La aversión del siglo XIX por el Realismo es la rabia de Calibán viendo su cara en un espejo. La aversión del siglo XIX por el Romanticismo es la rabia de Calibán no viendo su propia cara en un espejo.

La vida moral del hombre forma parte del tema para el artista; pero la moralidad del arte consiste en el uso perfecto de un medio imperfecto. Ningún artista desea probar nada. Hasta las cosas ciertas pueden ser probadas.

Ningún artista tiene simpatías éticas. Una simpatía ética en un artista constituye un amaneramiento imperdonable de estilo.

Ningún artista es nunca morboso. El artista puede expresarlo todo.

Pensamiento y lenguaje son para el artista instrumentos de un arte.

Vicio y virtud son para el artista materiales de un arte.

Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el músico. Desde el punto de vista del sentimiento, la profesión de actor.

Todo arte es, a la vez, superficie y símbolo.

Los que buscan bajo la superficie, lo hacen a su propio riesgo. Los que intentan descifrar el símbolo, lo hacen también a su propio riesgo.

Es al espectador, y no a la vida, a quien refleja realmente el arte.

La diversidad de opiniones sobre una obra de arte indica que la obra es nueva, compleja y vital. Cuando los críticos difieren, el artista está de acuerdo consigo mismo.

Podemos perdonar a un hombre el haber hecho una cosa útil en tanto que no la admire. La única disculpa de haber hecho una cosa inútil es admirarla intensamente.

Todo arte es completamente inútil.

* * *

OSCAR WILDE, prefacio a El retrato de Dorian Gray. Aguilar, 1981. [FD, 30/10/2006]

LA TIRANÍA DEL AMOR, por Miguel de Cervantes

“Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y, siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir: ”Quiérote por hermosa; hasme de amar aunque sea feo”. Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas propias y no codicio las ajenas; tengo libre condición y no gusto de sujetarme: ni quiero ni aborrezco a nadie. No engaño a éste ni solicito aquél, ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera.”

* * * * * *

Bien les pareció, a los que escuchado habían, la canción de Grisóstomo, puesto que el que la leyó dijo que no le parecía que conformaba con la relación que él había oído del recato y bondad de Marcela, porque en ella se quejaba Grisóstomo de celos, sospechas y de ausencia, todo en perjuicio del buen crédito y buena fama de Marcela. A lo cual respondió Ambrosio, como aquel que sabía bien los más escondidos pensamientos de su amigo:

-Para que, señor, os satisfagáis desa duda, es bien que sepáis que cuando este desdichado escribió esta canción estaba ausente de Marcela, de quien él se había ausentado por su voluntad, por ver si usaba con él la ausencia de sus ordinarios fueros. Y, como al enamorado ausente no hay cosa que no le fatigue ni temor que no le dé alcance, así le fatigaban a Grisóstomo los celos imaginados y las sospechas temidas como si fueran verdaderas. Y con esto queda en su punto la verdad que la fama pregona de la bondad de Marcela; la cual, fuera de ser cruel, y un poco arrogante y un mucho desdeñosa, la mesma envidia ni debe ni puede ponerle falta alguna.

-Así es la verdad -respondió Vivaldo.

Y, queriendo leer otro papel de los que había reservado del fuego, lo estorbó una maravillosa visión -que tal parecía ella- que improvisamente se les ofreció a los ojos; y fue que, por cima de la peña donde se cavaba la sepultura, pareció la pastora Marcela , tan hermosa que pasaba a su fama su hermosura. Los que hasta entonces no la habían visto la miraban con admiración y silencio, y los que ya estaban acostumbrados a verla no quedaron menos suspensos que los que nunca la habían visto. Mas, apenas la hubo visto Ambrosio, cuando, con muestras de ánimo indignado, le dijo:

-¿Vienes a ver, por ventura, ¡oh fiero basilisco destas montañas!, si con tu presencia vierten sangre las heridas deste miserable a quien tu crueldad quitó la vida? ¿O vienes a ufanarte en las crueles hazañas de tu condición, o a ver desde esa altura, como otro despiadado Nero, el incendio de su abrasada Roma, o a pisar, arrogante, este desdichado cadáver, como la ingrata hija al de su padre Tarquino? Dinos presto a lo que vienes, o qué es aquello de que más gustas; que, por saber yo que los pensamientos de Grisóstomo jamás dejaron de obedecerte en vida, haré que, aun él muerto, te obedezcan los de todos aquellos que se llamaron sus amigos.

-No vengo, ¡oh Ambrosio!, a ninguna cosa de las que has dicho -respondió Marcela-, sino a volver por mí misma, y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan; y así, ruego a todos los que aquí estáis me estéis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos.

Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura; y, por el amor que me mostráis, decís, y aun queréis, que esté yo obligada a amaros.

Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y, siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir: ”Quiérote por hermosa; hasme de amar aunque sea feo”. Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas hermosuras enamoran; que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habían de parar; porque, siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos. Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? (más…)

UN DIZQUE POEMA





Emotivas lágrimas
se van desplazando
por ese caudaloso río,
tan pletórico de inaudito quebranto.

Todo es silencio,
un profundo vacío;
nada por ahí se mueve,
aparte del sufrimiento mismo.


Las almas solitarias se desnudan
y se bañan en el río de aguas saladas,
en cuya calidez sus espíritus se alivian,
porque las lágrimas son el reposo de las almas.


Así, las lágrimas y el tiempo
van discurriéndose con los vientos,
recogiendo los polvos de los caminos,
como si fueran serpientes en los desiertos...


by panchito

UNIDAD MORELOS DE JOJUTLA: Conflicto por el agua potable

nota tomada de "El Sol de Cuernavaca"


Por abastecimiento de agua con vecinos de la Ampliación Pilares

El Sol de Cuernavaca
30 de mayo de 2009

Karina Ortega

Jojutla, Morelos.- Vecinos de la Unidad Morelos de Jojutla, invitan a una asamblea a las autoridades municipales, donde abordaran la demanda que interpusieron los vecinos de la ampliación los pilares, la cual, ganaron pero que afectara a 25 familias de la Avenida Miguel Hidalgo, porque se quedaran sin el vital líquido.

Francisco Ríos González, Ayudante municipal de la Unidad Morelos, informó que los hechos ocurrieron en el periodo de Atanasio Pérez Villalobos, donde el señor Ezequiel Castrejón Rosas vendió unos predios en lo que hoy, se le denomina ampliación los Pilares y se abrieron tres tomas de agua, donde se llegó aun convenio con las autoridades municipales, "de que se abrieran siempre y cuando no afectara a la Unidad Morelos, pues se colgaron del pozo de agua de esta comunidad".

No obstante, que si afectó ya que durante los tandeos de agua, no llega a los vecinos que viven en la avenida Miguel Hidalgo que son cerca de 25 familias, porque se va a la ampliación los Pilares; ante esta situación "Nosotros y de acuerdo a lo jurídico el señor, Ezequiel Castrejón Rosas, se puso a vender lotes y hoy es un fraccionamiento que no tiene red eléctrica, drenaje y tampoco tiene su pozo de agua, por lo que, se agarraron de la de nosotros, lo que no permite que llegue el agua".

Así, señaló que los vecinos de la ampliación Los Pilares, metieron una demanda al Tribunal de lo Contencioso Administrativo "donde ganaron la demanda y ahora se tienen que reabrir esas tres tomas, lo cual, los vecinos de la Avenida Miguel Hidalgo, no permitirán, porque nunca fueron tomados en cuanto, cuando se pusieron las tomas de agua".

De esta manera, este grupo de vecinos de la Unidad Morelos, llegaron este viernes al ayuntamiento de Jojutla para invitarlos a la asamblea que se llevará a cabo el lunes a las siete de la noche en las canchas de básquetbol, donde tendrán que contrademandar o llegar aun acuerdo.

HIGUERÓN, MPO. DE JOJUTLA, MORELOS: CANDIDATOS DEL P.R.D. FESTEJARON A LAS MADRES

La señora Rosario Sánchez Domínguez, candidata del PRD a la presidencia municipal; el Prof. Alejandro Trujillo, candidato a diputado por el X Distrito Electoral (Tlaquiltenango, Jojutla), y el Dr. Matías Quiroz Medina, candidato a diputado por el IV Distrito Federal (Jojutla, Zacatepec, Tlaquiltenango, Puente de Ixtla, Xochitepec, Miacatlán, Mazatepec, Tetecala, Amacuzac y Coatlán del Río) estuvieron en el bello pueblo del Higuerón, lugar donde gente apacible, amable, sencilla y trabajadora vive, para festejar a las madres. Al evento vinieron gente de la Colonia Pedra Amaro, de la Independencia, Alta Vista, Ricardo Soto, Lázaro Cárdenas y, desde luego, las madres y sus familiares del risueño pueblo del Higuerón.

El evento fue alegre y emotivo, pues además de los tradicionales regalos (bolsas, servilleteros, abanicos, trastos de plástico, etc., se rifaron un refrigerador y una lavadora. Las dos madres afortunadas fueron del Higuerón.

Y mientras los invitados disfrutaban de unas riquísimas tortas de mole (¡mmmmm!), acompañándose con una fresca y deliciosa agua de jamaica, los candidatos exponían a los presentes sus proyectos y planes para beneficiar a la población.




Dr. Matías Quiroz Medina, un carismático hombre, médico de profesión, con un enorme prestigio bien ganado en base a su magnífica gestión como Alcalde de Tlaltizapán y como diputado local por Tlaltizapán y Zacatepec. La gente está muy entusiasmada con su postulación como candidato para diputado federal, por parte del PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA (PRD), pues representaría dignamente ante el Congreso de la Unión, a los ciudadanos de los 10 municipios que comprenden el IV Distrito Federal de nuestro Estado de Morelos.
Hombre de principios bien sólidos, honesto y sencillo político de izquierda, luchador incansable de las mejores causas y luchas de los mexicanos, seguramente contará con la confianza y el voto de la mayoría de los votantes del distrito por el que contiende y será nuestro próximo diputado federal.






Rosario Sánchez Domínguez es la primera mujer en toda la historia de Jojutla que es postulada como candidata para la presidencia municipal. En definitiva, el PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA se sacón un 10 al postular a Rosario, cuyo buen prestigo, generosidad, inteligencia y honestidad, harán de ella una excelente presidenta municipal. Ahora sí que, con Rosario:

¡Así sí, gana la gente!



Profesor Alejandro Trujillo, luchador social incansable, dirigiendo unas palabras a los invitados, quienes estuvieron muy atentos a lo que él decía.









¿PARA QUÉ SIRVE EL ESTADO?, por Piotr Kropotkin


tomado de FILOSOFÍA DIGITAL. www.filosofiadigital.com

¿PARA QUÉ SIRVE EL ESTADO?, por Piotr Kropotkin

Categoría: -MUNDO LIBRE — May 29, 2009 @ 8:16 pm

“Hoy el Estado ha llegado a inmiscuirse en todas las manifestaciones de nuestra vida; desde la cuna a la tumba nos tritura con su peso. Unas veces el Estado central, otras el de la provincia, otras el municipio; un poder nos persigue a cada paso, se nos aparece a la vuelta de cada esquina y nos vigila, nos impone, nos esclaviza. Legisla todos nuestros actos y amontona tal cúmulo de leyes que confunde al más listo de los abogados. ¿Para qué sirve esta inmensa máquina que llamamos Estado? ¿Es para impedir la explotación del obrero por el capitalista, del campesino por el rentista? ¿Es para facilitar y asegurar el trabajo, para defendernos contra el usurero, para suministrarnos alimentos cuando la amada esposa no tiene más que agua para calmar el hambre del niño que llora agarrado a su exhausto seno? No, y mil veces no. Todo para el propietario holgazán; todo contra el proletario trabajador; la instrucción burguesa que desde la más tierna edad corrompe la infancia, inculcándole prejuicios de esclavitud; la Iglesia que confunde el cerebro de la mujer; la ley que impide la difusión de ideas de solidaridad e igualdad; el dinero, que sirve a veces para corromper a los que se hacen apóstoles de la solidaridad de los trabajadores; la cárcel y la metralla a discreción para reducir a silencio a quien no se deja corromper. He ahí la misión del Estado.”

* * * * * *

El Estado, este organismo que deja en poder de unos cuantos los asuntos de todos, es una forma de organización humana que ha dado de sí cuanto tenía, y por eso la humanidad intenta nuevas formas de agrupación.

Luego de haber llegado a su apogeo en el siglo dieciocho, los viejos Estados de Europa han entrado ya en la fase de descenso. Los pueblos, sobre todo los de raza latina, aspiran a la destrucción de ese poder que no sirve más que para cohibir su libre desenvolvimiento. Quieren la autonomía de las provincias, de los municipios, la asociación entre sí de los grupos obreros, supresión de poderes que impongan, establecimiento de lazos de apoyo mutuo y libre acuerdo. Tal es la fase histórica en que entramos, y nada puede impedir su realización.

UN PODER QUE NOS PERSIGUE A CADA PASO

Hoy el Estado ha llegado a inmiscuirse en todas las manifestaciones de nuestra vida; desde la cuna a la tumba nos tritura con su peso. Unas veces el Estado central, otras el de la provincia, otras el municipio; un poder nos persigue a cada paso, se nos aparece a la vuelta de cada esquina y nos vigila, nos impone, nos esclaviza. Legisla todos nuestros actos y amontona tal cúmulo de leyes que confunde al más listo de los abogados. Crea cada día nuevos engranajes, que adapta aviesamente a la vieja guimbarda recompuesta, llegando a construir una máquina tan complicada, bastarda y obstructiva, que subleva a los mismos encargados de hacerla funcionar.

El Estado crea además un ejército de empleados, arañas con largas uñas que no conocen del universo más que lo visto a través de los sucios cristales de la oficina o lo contenido en los textos absurdos que llenan el papelote de los archivos; multitud estúpida que no tiene otra religión que el dinero, ni más preocupación que la de pegarse a un partido cualquiera, negro, azul o blanco, que le garantice un máximo de sueldo por un mínimo de trabajo.

¿HAY ALGUNA ACTIVIDAD DEL ESTADO QUE NO INDIGNE?

Los resultados nos son, por desgracia, harto conocidos. ¿Hay una sola rama de la actividad del Estado que no indigne a quien tenga algo que ver con ella?

¿Hay un solo ramo en que el Estado, luego de muchos siglos de existencia de reformas, no dé pruebas evidentes de completa incapacidad? Las sumas inmensas que el Estado arranca a los pueblos, a pesar de ser mayores cada día, no son nunca suficientes. El Estado vive siempre a cargo de las futuras generaciones; se llena de deudas y marcha por todos lados a la ruina.

El Estado, aceptado por los pueblos con la condición de ser el defensor de los débiles contra los fuertes, se ha convertido hoy en fortaleza de los ricos contra los explotados, del propietario contra los proletarios.

EL ESTADO REDUCE A SILENCIO A QUIEN NO SE DEJA CORROMPER

¿Para qué sirve esta inmensa máquina que llamamos Estado? ¿Es para impedir la explotación del obrero por el capitalista, del campesino por el rentista? ¿Es para facilitar y asegurar el trabajo, para defendernos contra el usurero, para suministrarnos alimentos cuando la amada esposa no tiene más que agua para calmar el hambre del niño que llora agarrado a su exhausto seno? No, y mil veces no.

Todo para el propietario holgazán; todo contra el proletario trabajador; la instrucción burguesa que desde la más tierna edad corrompe la infancia, inculcándole prejuicios de esclavitud; la Iglesia que confunde el cerebro de la mujer; la ley que impide la difusión de ideas de solidaridad e igualdad; el dinero, que sirve a veces para corromper a los que se hacen apóstoles de la solidaridad de los trabajadores; la cárcel y la metralla a discreción para reducir a silencio a quien no se deja corromper. He ahí la misión del Estado.

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DEDICATORIA: A David Serquera, del que, además de colega en la profesión y camarada en la política, confío en llegar a ser amigo de corazón. Oliver

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PIOTR KROPOTKIN, Palabras de un rebelde. Edhasa, 2001. Traducción de David León Gómez. [FD, 19/06/2006]