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miércoles, 11 de abril de 2012

RICARDO FLORES MAGÓN ENTREVISTA A MI GENERAL ZAPATA


copiado de FRENTE AUTÉNTICO DEL TRABAJO-MTY   http://fatmty.wordpress.com/




PALABRAS DE ZAPATA
(Entrevistado por Ricardo Flores Magón en 1917)
Tenemos a la vista un nuevo Manifiesto de Emiliano Zapata en que el valeroso revolucionario hace, entre otras, declaraciones que es bueno que sean conocidas para conocer con más exactitud el carácter del movimiento revolucionario que sacude a México desde 1910.
Dice Zapata: “La revolución era y es contra el latifundismo y Carranza ha reconstituido los latifundios; era y es contra los hacendados, y Carranza ha devuelto a éstos su enorme poderío y los medios de dañar, poniéndolos en posesión de las enormes propiedades que tienen usurpadas y que no saben ni quieren cultivar. Con ello ha provocado el hambre en toda la extensión de la República, pues por un lado, los grandes terratenientes se han negado por egoísmo o por cálculo a reanudar las labores agrícolas, y por el otro, los campesinos pobres, los jornaleros, los indígenas despojados, cuyo único anhelo es poseer un pedazo de tierra que sembrar, no han podido dedicarse a la labranza, porque el carrancismo, ni les ha devuelto sus propiedades, ni ha cumplido la gran promesa revolucionaria de repartir tierras entre los peones y jornaleros que no quieren ya volver a las haciendas para ser allí víctimas de la rapacidad de los grandes señores.
En la cuestión obrera el engaño y la mixtificación han sido también manifiestos.
Mientras Carranza necesitó del obrero para utilizarlo como carne de cañón en la lucha contra la División del Norte, Carranza autorizó a Obregón para que éste fungiera en México de Pontífice Máximo de un socialismo de opereta, y aparenta dar satisfacción a las libertades y exigencias del proletariado, pero pasa el momento de extremo peligro, se cree alcanzado el triunfo, y entonces Carranza da un verdadero golpe de Estado en el asunto obrero, olvida todas sus promesas y burla despiadadamente a sus aliados a la víspera.
Clausura la Casa del Obrero, persigue y encarcela a los agentes de esa institución, declara por boca de Pablo González que defenderá a la burguesía contra el proletariado, y últimamente ha puesto en vigor una verdadera ley marcial, una terrible suspensión de garantías contra los obreros de la Ciudad de México, especialmente contra los electricistas, que creyéndose amparados por un gobierno amigo, trataron de ejercer el derecho de huelga, y se encontraron con la cárcel, la persecución, y aun con el patíbulo para algunos de sus compañeros.
En esto ha venido a parar el sainete socialista de don Venustiano. Pero la clase obrera ya conoce sus manejos y le vuelve la espalda, horrorizada de tamaña infidencia y arrepentida hasta el fondo de su alma de haberse sacrificado en un tiempo y semejante impostor”.
Respecto del carácter del movimiento revolucionario, dice Zapata: “…es un movimiento esencial y preferentemente económico, eminentemente agrario, dirigido contra los grandes poseedores de la tierra, y encaminado a liberar de la esclavitud feudal a los trabajadores del campo, a proteger a los obreros de la ciudad contra la avidez de los capitalistas, a poner un límite a la omnipotencia de los reyes del dinero, protegida por todos los gobiernos anteriores y hecha posible por la inercia, la ignorancia y la pasividad de las clases populares, que hoy han levantado por fin el pendón de sus reivindicaciones".
Zapata explica por qué la Revolución arrastra cada día mayor numero de partidarios en las siguientes palabras: “Porque todos ellos saben y ven que la Revolución cumple las promesas, ha repartido tierras (aunque le pese al carrancismo), ha permitido al hombre de los campos levantar magníficas cosechas, ha iniciado la redención de la clase indígena…”.
El llamado gobierno carrancista no es tal gobierno, porque no ejercer por efectivo, no domina  ni material ni moralmente, a pesar del inmenso apoyo que le han prestado los grandes capitalistas norteamericanos. La Revolución está en pie como lo dice Zapata en pocas palabras. Helas aquí: “No hay un Estado en toda la República en donde no arda la Revolución; no hay sierras, valles o llanuras en donde no existen grupos revolucionarios; no hay una sola vía de comunicación que se pueda decir controlada por el carrancismo”.
Tengamos confianza en el porvenir. La Revolución arde: añadamos combustible a ese fuego sagrado, y soplemos. Avivemos la llama con el soplo de nuestros ideales.
Esforcémonos por hacer que nuestros hermanos de miseria se convenzan de que el triunfo de la Revolución no consiste en que se encarame un individuo a la silla presidencial, y desde allí expida leyes protectoras de los pobres. No; ese no sería el triunfo de la Revolución, sino su fracaso, porque la misión de todo gobierno es proteger al rico.
El triunfo de la Revolución consistirá en este hecho: en el traspaso de las manos de los capitalistas a las de los trabajadores, de todo cuanto detentan, de la riqueza entera.
RICARDO FLORES MAGÓN. Regeneración, Sábado 24 de febrero de 1917

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