El neoliberalismo pulverizó al salario mínimo
Patricio Cortés
* En agosto de 1982 se podían adquirir 26.5 kilos de tortillas con un minisalario, ahora sólo seis * También 292.5 piezas de pan y en 2006 sólo 40.6 * El 123 de la Constitución y la cruda realidad * Trabajadores pierden amparos
El salario mínimo hoy es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia e incluso de darle una vida decorosa a un solo ser humano, no obstante sirve de referente para diversos pagos y demostrar la caída del poder adquisitivo.
De acuerdo con el estudio El problema de la tortilla: Un Problema de la calidad de vida, del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, en diciembre de 1982 se podían comprar 26.5 kilos de tortillas con el salario mínimo y para el 1 de agosto de 2006, únicamente alcanzaba para 6.95 kilogramos. Hoy con un salario mínimo de 54.80 pesos en la zona A (el más alto) y la tortilla a nueve pesos se consiguen seis kilos de tortilla.
En lo referente al pan blanco, con un salario mínimo de 310 viejos pesos, en 1982 se podían adquirir 292.5 piezas de pan, mientras que para el 2 de enero de 2006, con un salario mínimo de $ 48.67 pesos, se compraban 40.6 piezas, cita dicho estudio. Ahora si en la panadería de por su casa está a $1.50 se pueden comprar 36 y medio bolillos.
Tras una revisión hemerográfica vemos que el jitomate se ofertaba en la Comercial Mexicana en 17 viejos pesos, hoy con tres ceros menos en la moneda cuesta 12 pesos.
El esparcimiento también ha sufrido el mismo proceso, pues en 1982 la entrada al cine costaba 60 viejos pesos (había matinés de 10 y 15 pesos) y si tomamos en cuenta el salario mínimo del 1 de enero de 1983 (a un mes de inaugurado el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, el primero asociado al neoliberalismo) de 455 viejos pesos, alcanzaba para entrar siete veces y media, (seis veces, si tomamos el minisalario de 1982) contra una sola entrada de la actualidad.
La industria discográfica, hoy en crisis frente a la piratería y otros factores, tenía por norma cuidar que el precio al público de un álbum (en aquel tiempo de acetato) no rebasara el monto de un salario mínimo. Hoy si revisamos la pagina de Mixup encontraremos que el número uno del Top Ten, De noche: Clásicos a mi manera, interpretado por Alejandro Fernández, tiene un precio de lista de $156.00, oferta de internet: $124.00, los hay también mucho más caros.
En aquella época un suéter de angora, muy de moda, se ofertaba en 300 pesos en Sears, menos de un salario mínimo, hoy difícilmente podría comprarse algo más que dos pares de calcetines, en el mismo lugar.
El teléfono, de acuerdo con los diarios de finales de 1982, subió para iniciar 1983 entre 22 y 25 por ciento para quedar en 105 viejos pesos la renta (con derecho a 150 llamadas), poco más de la cuarta parte del minisalario, y 65 centavos la llamada extra. Hoy la renta telefónica es de $156.55 (casi tres minisalarios) con 100 llamadas y la llamada extra $1.48. En aquel servicio que privatizó el gobierno de Carlos Salinas de Gortari “para tener precios más competitivos”, ahora alcanza con un minisalario para 37 llamadas contra 700 en 1983.
Aun en los servicios subsidiados se ve la diferencia, como en el metro que hoy alcanza para 27 viajes contra 2 mil 275 en enero de 1983.
De acuerdo al Banco de México la inflación de diciembre de 1982 a diciembre de 2008 fue de 42 mil 502.41 por ciento. El salario mínimo subió de $0.364 (364 viejos pesos) a $54.80, o sea se gana 150.54 veces más, aunque el salario real (lo que se puede comprar) cayó estrepitosamente. Comparando, la gasolina estaba en 1982 entre 2.04 y 3.06 viejos pesos por litro, dependiendo el tipo. La Magna tiene hoy un precio de 7.72 pesos por litro, la gasolina regular y la Premium cuesta 9.57, o sea: subió 3,784.31 veces la económica y 3,127.45 veces las más caras.
Laura Juárez Sánchez, coordinadora de investigación de la Universidad Obrera de México, relata en su trabajo El derrumbe del sistema financiero, su impacto en México y en los trabajadores: “La escalada de los precios de los alimentos y los topes salariales mantienen en rezago permanente los salarios de los trabajadores. Consideremos los aumentos registrados en los precios de los alimentos y los salarios de los trabajadores en términos nominales entre diciembre de 2006 (fecha en que Felipe Calderón inicia su administración) y noviembre de 2008: mientras que el salario mínimo general recibió un aumento salarial de sólo 8%, los salarios contractuales promedio aumentaron únicamente 8.7%, las remuneraciones manufactureras, 6.1%; las remuneraciones de la industria de la construcción, 5%; los salarios medios del IMSS, 10.1%, y las remuneraciones de los establecimientos comerciales, 7.2%; 21 los precios de los comestibles, en tanto, llegaron a incrementarse hasta 94.3%, como en el caso del litro de aceite; el arroz, 71.8%; la sal, 49.9%, el pan blanco, 47.9%; la tortilla, 42.2%; la harina de trigo, 39.8%; el huevo, 34.8%; el fríjol, 28.6%; el café, 23.8%, y la leche, 17.6%”.
Agrega: “La pérdida del poder adquisitivo de los salarios no sólo se refleja en el desplome de las ventas de los automóviles, también se pone en evidencia en el desplome de las ventas de los bienes más elementales para vivir: la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) informó que las ventas en abarrotes cayeron 3.8%, el consumo de ropa se desplomó 13%, y las mercancías generales (muebles, electrónica, video, papelería, entre otros) bajaron 6.5%. A la pérdida del poder adquisitivo de los salarios se sumará la pérdida de empleos, la cual se agravará por la sincronización del estancamiento crónico del mercado interno con el externo”.
La Constitución en su artículo 123 dice: “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas.”
Con 54.80 pesos de salario mínimo, en el Distrito Federal, alcanza para: 10 pesos para transporte, con dos boletos del metro y dos viajes cortos en microbús; medio kilo de huevo, 10 pesos; medio kilo de jitomate, seis pesos; una sopa de pasta, 3.50 pesos; medio kilo de tortillas, 4.50 pesos; medio kilo de pollo, 17 pesos, y se puede consumir alrededor de un kilo de gas LP. Queda claro que no es suficiente para sobrevivir, pues además habría que sumar vivienda, energía eléctrica, ropa, ya no digamos esparcimiento.
Resulta más que evidente que el salario mínimo hoy menos que nunca alcanza para lo que manda la Constitución. Sin embargo, los trabajadores Juan Alfredo Yedra Padilla y Rosa Estela López López se ampararon por considerar el monto fijado inconstitucional desde 2005 y a finales de 2007 perdieron el juicio.
Ante estos datos duros sólo queda formular las siguientes preguntas: ¿Cómo sacan sus cuentas quienes fijan los salarios mínimos? ¿Cómo vamos a tener un mercado interno fuerte con esos niveles salariales?
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