Canto de invierno Elías Letelier |
Déjame sentir las cabelleras del humo
de la fogata copiosa y distante;
el oleaje caliente que me acaricia las sienes
y me lleva hasta la cuna agreste
de la brisa encendida.
He recorrido paraísos transitorios,
guerras donde los incendios del corazón
arrasaron la aurora de multitudes humanas
y todo fue quietud, torrentes de frío puro,
piras de abandono y desolación.
Estoy cansado de las lejanías.
Quiero despertar en la boca
que ilumina la lenta tarde
hasta volver a ser una nueva tempestad.
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