La zorra y el leñador
- Texto: Fábula de Esopo: Versión: Mari Pulido
Ilustración: Sonmy
Una zorra, corría desesperada perseguida por varios cazadores. Al llegar a la cabaña de un leñador, le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que se refugiara en su casa.
Casi al instante llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto por allí una zorra.
Este, pensando que podía quedar bien con todos, les dijo con palabras que no la había visto, pero con su mano, disimuladamente señalaba el lugar donde la había escondido.
Afortunadamente para la fugitiva, los cazadores no comprendieron las señas del hombre y confiando solo en sus palabras se marcharon pensando que habían perdido su presa.
Al verlos partir, la zorra salió de su escondite sin decir nada.
Entonces, el leñador le reprochó por qué a pesar de haberla salvado, no le agradecía, a lo que la zorra contestó:
Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo. No debes negar con tus actos, lo que pregonas con tus palabras.
Casi al instante llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto por allí una zorra.
Este, pensando que podía quedar bien con todos, les dijo con palabras que no la había visto, pero con su mano, disimuladamente señalaba el lugar donde la había escondido.
Afortunadamente para la fugitiva, los cazadores no comprendieron las señas del hombre y confiando solo en sus palabras se marcharon pensando que habían perdido su presa.
Al verlos partir, la zorra salió de su escondite sin decir nada.
Entonces, el leñador le reprochó por qué a pesar de haberla salvado, no le agradecía, a lo que la zorra contestó:
Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo. No debes negar con tus actos, lo que pregonas con tus palabras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario