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lunes, 27 de julio de 2009

PARMÉNIDES: "El Intrépido Corazón de la Verdad"

tomado de FILOSOFÍA DIGITAL www.filosofiadigital.com

EL INTRÉPIDO CORAZÓN DE LA VERDAD, por Parménides

July 18, 2009

“No es un hado infausto el que te movió a recorrer este camino -bien alejado por cierto de la ruta trillada por los hombres-, sino la ley divina y la justicia. Es necesario que conozcas toda mi revelación, y que se halle a tu alcance el intrépido corazón de la verdad, de hermoso cerco, tanto como las opiniones de los mortales, que no encierran creencia verdadera.”

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Parménides, el conocedor del intrépido corazón de la verdad.

A TU ALCANCE ESTÁ EL INTRÉPIDO CORAZÓN DE LA VERDAD

Bienvenido seas, tú, que llegas a nuestra mansión con los caballos que te traen; pues no es un hado infausto el que te movió a recorrer este camino -bien alejado por cierto de la ruta trillada por los hombres-, sino la ley divina y la justicia. Es necesario que conozcas toda mi revelación, y que se halle a tu alcance el intrépido corazón de la verdad, de hermoso cerco, tanto como las opiniones de los mortales, que no encierran creencia verdadera. No obstante, a tí te será dado aprender todo esto, y cómo las apariencias tendrían que aparecerse para siempre como la realidad total.

LOS MORTALES, AYUNOS DE SABER, VAN ERRANTES EN TODAS DIRECCIONES

Hay que decir y pensar que el Ser existe, ya que es a El a quien corresponde la existencia, en tanto es negada a lo que no es. Te invito a que consideres todo esto, pero, a la vez, quiero prevenirte acerca de esta vía de la búsqueda y en cuanto a aquella otra por la que se lanzan los mortales ayunos de saber, que marchan errantes en todas direcciones, cual si de monstruos bicéfalos se tratase. Porque es la perplejidad la que en el pecho de estos dirige su espíritu vacilante. Y así se ven llevados de aquí para allá, sordos ciegos y llenos de asombro, como turba indecisa para la cual Ser y No-Ser parece algo idéntico y diferente, en un caminar en pos de todo que es un andar y un desandar continuo.

NO TE DEJES LLEVAR POR LA FUERZA RUTINARIA DE LA COSTUMBRE

Pero tú, no obstante, aleja tu pensamiento de esta vía y no te dejes llevar sobre ella por la fuerza rutinaria de la costumbre, ni manejando tus ojos irreflexivamente, ni tus oídos que recogen todos los ecos, ni acaso tu lengua; juzga, por el contrario, con razones que admitan múltiples pruebas, como las que yo te he mostrado.

LA FE VIGOROSA AFIRMA QUE EL SER ES INCREADO E IMPERECEDERO

Sólo nos queda ahora el hablar de una última vía, la de la existencia del Ser. Muchos indicios que ella nos muestra permiten afirmar que el Ser es increado e imperecedero, puesto que posee todos sus miembros, es inmóvil y no conoce fin. No fue jamás ni será, ya que es ahora, en toda su integridad, uno y continuo. Porque, en efecto, ¿qué origen podrías burcarle? ¿De dónde le vendría su crecimiento? No te permitiré que me digas o que pienses que haya podido venir del No-Ser, porque no se puede decir ni pensar que el Ser no sea. ¿Qué necesidad, pues, lo habría hecho surgir en un momento determinado, después y no antes, tomar su impulso de la nada y crecer? Por tanto, o ha de existir absolutamente o no ser del todo. Jamás una fe vigorosa aceptará que, de lo que no es, pueda nacer una cosa distinta.

TODO ESTÁ LLENO DE SER: EL SER TOCA EL SER

Todo está lleno de Ser. De ahí su condición de todo continuo, ya que el Ser toca el Ser. En sí mismo descansa y así prosigue inmutable en el mismo lugar, porque la poderosa Necesidad lo mantiene en los lazos del límite que aprisiona su contorno. No queda, pues, permitido al Ser el puro inacabamiento, ya que está claro que no carece de nada, porque, de carecer de algo, carecería de todo.

NO ES MÁS QUE PURO NOMBRE TODO LO QUE LOS MORTALES CREEN VERDAD

Es una y la misma cosa el pensar y aquello por lo que hay pensamiento, pues sin acudir al Ser, en el cual se encuentra expresado, ¿podrías acaso encontrar el pensar? Nada hay ni habrá fuera del Ser, ya que el Destino lo encadenó en una totalidad inmóvil. No es, por tanto, más que puro nombre todo lo que los mortales instituyeron persuadidos de que era verdad: nacer y perecer, ser y no ser, cambiar de lugar o mudar.

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PARMÉNIDES, poema alegórico Sobre la Naturaleza. Orbis, 1983. Traducción del griego: José Antonio Miguez. [FD, 12/10/2006]

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