copiado de OJARASCA No.168 Abril 2011 www.jornada.unam.mx
Un documental sobre las amenazas a Virikuta
Flores en el desierto
Sergio Adrián Castro Bibriesca. Comprender y ver la forma en la que vive el pueblo wixárika, sus anhelos, sus deseos, problemas, sufrimientos, penas, juegos, preguntas, intenciones y objetivos, motivó a José Álvarez a la realización de Flores en el desierto, documental que intenta “mostrar qué tan cerca están los wixárika de nosotros”, según declara el realizador en entrevista. Su trabajo se ha sumado a la campaña de defensa de Virikuta, territorio sagrado del pueblo wixárika amenazado por la concesión de 22 empresas mineras dentro de un terreno de seis mil 326 hectáreas.
LEA TEXTO COMPLETO DANDO "CLICK" ABAJO:Flores en el desierto (Mantarraya Films, Hugh Fitzsimons y Foprocine, México, 2010) se rodó entre 2006 y 2009. Se ha exhibido en festivales y salas ante públicos que muchas veces no conocen la profundidad de la historia del pueblo wixárika, y resultan impresionados por la riqueza cultural de un territorio en el que, se asegura, nació el Sol y donde descansa el dios venado. El documental “te permite poner los pies un poco más en la tierra. No es que los wixárika estén tan alejados. Todo lo contrario, con ellos aprendí qué tan cercanos somos”.
Virikuta, o desierto de Coronado, es uno de los 14 sitios sagrados reconocidos por la unesco en el mundo, y el lugar más importante en el que los pueblos huicholes de Durango, Nayarit y Jalisco realizan sus ceremonias y rituales ancestrales.
En Flores en el desierto, Álvarez acompaña una peregrinación a Virikuta, en el desierto de San Luis Potosí, en busca del jíkuri (peyote), y se capta la realización de diversos rituales de sanación para el bien común. Dice el realizador: “es el templo, la meca, la basílica, el centro donde se creó el Universo; es un espacio fundamental, el lugar donde encuentran la sagrada medicina, el jíkuri. La peregrinación más importante del año es ahí, donde habitan sus dioses, donde realizan sus oraciones más profundas”.
Cada año, desde tiempos inmemoriales, los wixaritari acuden a Virikuta recreando la larga ruta que recorrieron sus antepasados durante la formación del mundo hasta el lugar donde nació el Sol. El sitio, rico en flora, fauna y minerales, está en peligro. El gobierno de Felipe Calderón otorgó 22 concesiones mineras a la empresa canadiense First Majestic Silver para la explotación de plata.
El realizador advierte que si avanza el proyecto de las minas, y se destruye el “gran santuario” natural, “muchos indígenas y no indígenas se quedarán sin su basílica y será un daño importante a la humanidad”.
El peligro de las empresas mineras, insiste Álvarez, es que además del saqueo y la grave contaminación y destrucción del territorio, explotan a los grupos originarios, “ofrecen salarios mínimos y pagan una cuota bajísima al Estado por explotar los recursos”.
Flores en el Desierto permitió al documentalista no sólo acercarse a las formas, costumbres, cosmovisión y tradiciones del pueblo wixárika, sino también vivir en carne propia el permanente acoso y abuso de las autoridades, el ejército y la policía. “Durante la filmación me tocó vivir cómo los acosaban durante la cacería del venado. Incluso nos siguieron unos judiciales. Sabemos que los policías y el ejército los encierran, les quitan dinero y sus armas. Es una constante y lo viven a diario”.
En Virikuta, según explican por su parte las comunidades que se mantienen en defensa del territorio, están los manantiales sagrados “donde se recolectan las aguas benditas”. Muy cerca de ahí están las cuencas de las venas de plata que pretenden explotarse, “corriendo un inminente riesgo de contaminación por cianuro y desecamiento por las grandes cantidades de agua que usaría la industria minera, pues el acuífero, de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua, se encuentra de por sí en un grado de sobreexplotación y la capacidad de recuperarse es muy baja”.
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