miércoles 29 de octubre de 2008
Los manantiales
Las cajuelas de los carros estaban repletas de hieleras llenas de chelas, comida, un asador y otros artículos de primera necesidad.Mis primos mas pequeños brincaban impacientes en atrás de las camionetas. Gritando a coro -apúrate pinche Lalo!, estábamos listos para embarcarnos en otra aventura familiar. Cual Moisés guiando su pueblo, Rene, el Negro, fue nuestro guía en la travesía, con la promesa de un paraíso terrenal; un manantial virgen en un remoto lugar del sur de Morelos. Partimos desde la casa en Puente de Ixtla. Pasamos Tlaquiltenango, Jojutla, El Higuerón hasta llegar a Nexpa y seguir por un polvoriento camino de terraceria hasta llegar a Huixastla. Nos detuvimos ahí. El manantial estaba cerca así que preguntamos como llegar hasta él. Nos dijeron -Ah,tienen que cruzar la hamaca (puente colgante). Un puente colgante de 60 metros que atravezaba el caudaloso río Amacuzac. ¿Han visto los de las películas de Indiana Jones? esos tienen tablas, este solo tenia puros pinches carrizitos con tramos vacíos de 1 metro. Tuvimos que atraverzarlo cargando las hieleras (fundamentales para la misión), comida, asador, mi abuelita y los niños. Recuerdo que mientras caminaba se cayeron varios carrizos como en las películas, por suerte íbamos caminando sobre los cables de acero del puente. Lentamente fuimos llegando de uno por uno al otro lado. Seguimos caminando por un sendero en el campo entre los peñascos de la sierra de Huautla. Debió ser por estas fechas. Todo estaba seco y polvoriento. En los costados pedregosos de los caminos se pueden ver cosas que parecen hierbas quemadas, cuando te acercas te das cuenta que son marañas de unas extrañas arañas negras (opilones, en realidad.). Ya ha medio camino en el campo, unas vacas se nos empezaron a aventar, pero un tío los calmo. Caminamos cansadamente alrededor de media hora cuando empezamos a ver el riachuelo. Pero de pronto vimos algo perturbador . Un vocho y un Tsuru estaban estacionados en una casuchita a un lado de un camino. No chingues Negro!. Existía una forma para llegar a ese lugar desde un auto. Pero la verdad el duro recorrido valió la pena. El lugar era impresionante. El riachuelo del manantial corría sobre un suelo de piedra caliza y esta bordeado por un lado de altos riscos de piedra caliza rosa y azul grisácea. Era poco profundo y lo cruzamos para buscar un buen lugar para instalarnos entre los arboles. Al cruzar pisé un cangrejo enorme. Estuvimos un buen rato, el regreso fue el mismo aunque ya estabamos menos cargados.
Aquí hay un mapa de toda la zona.
1 comentario:
muy bonita narración
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