El Día de Muertos en México es una fecha muy especial. De hecho, además del 16 de Septiembre, que celebramos nuestra Independencia,el 12 de Diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, el 2 de Noviembre (y los días previos, 30 y 31 de octubre y 1 de noviembre) es una fecha muy importante en todo el país. Incluso, es la más larga en cuanto a su duración: En todas las ciudades y pueblos de México, las casas ponen sus altares dedicados a los muertos. El 30 de octubre se lo dedican a los que murieron por accidente o asesinados. El 31 a los difuntos que murieron siendo niños. El 1 de noviembre está dedicado a los difuntos adultos. Finalmente, el 2 de noviembre la gente recoge sus ofrendas y, junto con las flores (de entre las cuales nunca podrá faltar la de Cempazúchil), se dirige la familia completa al panteón a visitar, comer y convivir los vivos junto con sus muertos.
La muerte en México tiene, como en todos los puebos del mundo, un aspecto trágico. Desde luego que la desaparición física de un ser querido causa el natural dolor, como en todos los seres humanos que poblamos este planeta Tierra. Sin embargo, en la cultura mexicana la muerte tiene , además, un aspecto especial, que creemos no hay en otras latitudes. En los días que celebramos a los muertos (y es correcta la palabra "celebrar", no "conmemorar"), los mexicanos realmente estamos ciertos de que convivimos con nuestros difuntos. Parecerá de risa, pero creemos que en ningún país del mundo los muertos traen de cabeza a los vivos tanto como sucede en México. Les debemos preparar sus altares, sacar sus fotografías y ponerlas relucientes para colocarlas en el lugar correspondiente. Nuestras casas se llenan del humo que se desprende de los cirios y las veladoras, además del incienso. Pero también nuestros hogares se llenan con el exquisito aroma del "pan de muertos", del arroz con leche, de la calabaza cocida en piloncillo y que es irresistible darle pellizcos para comerla (con la venia del difunto), las cuales se elaboran exprofeso para la ocasión. No falta que también pongamos cigarros, pulque, mezcal, brandy, tequila, coca-cola, o la bebida que era preferencia del difunto cuando estaba vivo. La verdad son días más que de tristeza y nostalgia, son días de alegría, pues estamos compartiendo el pan y la sal con nuestros difuntos.
La muerte, en pocas palabras, tiene un sentido especial para los que vivimos en este bello país. Nos importa y nos preocupa la muerte, como a todos, pero no tanto como para no entregarse a ella en caso necesario: ya sea para defender el honor de una persona, pagar por la deshonra sufrida, o (y cuidado nuestros maldecidos malos gobernantes) para sacar a nuestra patria mexicana de la miseria, de la opresión y de la esclavitud. En este último sentido, los mexicanos somos muy pacientes y tolerantes, pero cuando decimos "basta", lo decimos en verdad, no importa que el enemigo se alíe a los poderos de aquí y de afuera.
Antes de dejarlos ver los videos que tomamos de "youtube" para ilustrar nuestra bella tradición del "Día de Muertos", debo hacer una corrección: El Día de Muertos no es la celebración más larga que tenemos los mexicanos, como dijimos en líneas arriba. La más larga es el nacimiento de Jesús, pues los mexicanos empezamos a celebrarlo desde el 16 de diciembre, con nuestras tradicionales "posadas".
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