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martes, 8 de septiembre de 2009

MITOLOGÍA EGIPCIA: "Mito del Dios Ra", "Mito del Nacimiento de Osiris"

copiado de LEYENDAS DE LA MITOLOGÍA EGIPCIA
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Mito del dios Ra

Cuenta la leyenda que en un principio no había luz. Solo existía la oscuridad y una gran extensión de agua con el nombre de . El poder de Nun era tan grande que desde el interior de la penumbra hizo brotar un huevo grande y brillante. Y del interior de ese huevo surgió .

Ra tenía el poder de hacer lo que quisiera, incluso cambiar de forma. Lo que el nombraba, adquiría forma y se volvía real. Era tan importante el poder del nombre, que guardaba bien secreto su propio nombre para que nadie pudiera usarlo.

Ra se dispuso a crear el sol diciendo: “Al amanecer me llamo Kephera, al mediodía Ra y al atardecer Tem”. Y entonces, el sol apareció posprimera vez iluminando la oscuridad, se elevó sobre el horizonte y al atardecer descendió para volver a ocultarse. Luego nombró a Shu, y los vientos se congregaron por primera vez y comenzaron a soplar.

Cuando Ra nombró a , la lluvia se hizo presente con sus gotas.

Más tarde nombró a y con solo nombrarla, se formó la tierra y para hacerle compañía nombró a la diosa y el firmamento se arqueó sobre la tierra.

Cuando quiso coronar a Egipto con el río , nombró a Hapi. Y el Nilo comenzó a fluir a través de Egipto fertilizando su amplio valle. Ra, comenzó a nombrar una por una todas las cosas que existen sobre la tierra y estas se hicieron visibles crecieron. Finalmente les dio nombre a los hombres y a las mujeres, y desde entonces la humanidad pobló la tierra.

Ra podía asumir la forma que quisiera. Entonces, tomó la forma de un hombre y se convirtió en el primer faraón de Egipto.

Ra gobernó Egipto durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios solo tenían palabras de agradecimiento y no dejaban de ensalzar su nombre.

Pero Ra, había tomado forma humana y por lo tanto envejecía día a día. Un buen día, los egipcios, dejaron de respetarlo, comenzaron a burlarse de su aspecto senil y a desobedecer sus órdenes.

Ra no pudo evitar oír las burlas y comentarios y cuando vio que los hombres no obedecían las leyes, se enojó de tal manera que decidió convocar a los dioses que había creado en un lugar secreto para pedir consejo.

Allí estaban Shu ,Tefnut, Geb, Nut y Nun escuchando el problema que aquejaba al dios Ra.

Nun habló diciendo: Lo que debes hacer es destruirlos con la forma de tu hija, la diosa Sekhmet.

Los otros dioses, al ver el mal comportamiento de los hombres, le aconsejaron también destruir a los hombres por intermedio de la diosa Sekhmet.

Ra, con su ojo, que despedía una mirada aterradora, creó a la diosa Sekhmet. Feroz y sanguinaria cual leona que persigue su presa y se deleita en la matanza y en la sangre. Siguiendo las órdenes de Ra, desencadenó su furia sobre todos los que ridiculizaron a su padre, sembrando el terror y la desesperación en todo Egipto.

Los hombres huían a esconderse, pero la diosa Sekhmet, los perseguía y los asesinaba relamiéndose con la sangre.

Cuando Ra vió lo que Sekhmet había hecho la llamó a su presencia para preguntarle si lo había obedecido. Sekhmet le respondió que estaba feliz porque había vengado a su padre Ra, eliminando a todos los hombres que éste le había entregado. Todo Egipto estaba teñido del color de la sangre y era imposible detener la furia de la cruel y sanguinaria Sekhmet.

Pero Ra se apiadó de los hombres y decidió hacer algo para frenar la matanza. Envió entonces a mensajeros rápidos y silenciosos en busca de grandes cantidades de ámbar. Luego ordenó preparar mucos litros de cerveza hasta llenar siete mil jarras. Más tarde, mandó mezclar el ámbar con la cerveza. A la luz de la luna, la cerveza adquiría el color rojo de la sangre. Hizo llenar nuevamente las jarras y envió a sus mensajeros a volcarlas en el lugar donde se encontraba Sekhmet. Al salir el sol, Sekhmet estaba preparada para su próxima cacería, cuando vio la tierra inundada de color rojo y creyó que sería sangre real porque no había cerca ningún hombre. Se acercó y bebió alborozada mientras reía y disfrutaba pensando que era sangre. Bebió tanto, que ese día, que presa de la ebriedad, no pudo matar a ningún hombre.

Cuando Sekhmet volvió ante la presencia de Ra, el dios la recibió con alegría pues no había matado a ninguna persona y decidió cambiar su nombre por el de Hathor . A partir de ese momento se convirtió en la diosa Hathor fue la diosa de la dulzura, el amor y la pasión.

La humanidad fue redimida y Ra continuó reinando en su ancianidad, aunque sabía que había llegado el momento de delegar el gobierno de Egipto en los dioses jóvenes. No olvidemos que el poder de Ra estaba en su nombre secreto. Si alguien lo descubría, Ra dejaría de reinar. Ra sabía esto y lo mantenía oculto en su corazón. Solo utilizando grandes poderes mágicos se podría conocer.

La diosa Geb se unió con Nut y tuvieron varios hijos: Isis, Osiris, Neftis y Seth. Isis era la más sabia de todos ellos. Isis conocía todos los secretos del cielo y de la tierra, pero lo que no conocía era el nombre secreto de Ra y se propuso descubrirlo.

Ra, era muy viejito. Caminaba con dificultad. Su cuerpo entero temblaba. Sus palabras se escuchaban entrecortadas y como la mayoría de los ancianos, babeaba.

Isis comenzó a seguirlo a escondias y cuando una gota de la baba de Ra cayó sobre la tierra formando barro, ella lo recogió y modeló una serpiente. Colocó la serpiente cerca del camino y cuando Ra paseaba, la serpiente lo mordió y luego huyó a ocultarse.

El veneno corrió rápidamente por el cuerpo de Ra, provocándole un dolor hasta ahora desconocido. Ra gritó con todas sus fueras y los dioses corrieron a su encuentro.

Ra estaba desconcertado. Sentía que un fuego lo quemaba por dentro y no encontraba explicación a lo sucedido.

Los dioses convocados, lloraban y se lamentaban por lo sucedido. Entre estos dioses, se encontraba la astuta Isis que se acercó preguntando:- ¿Qué sucede padre todopoderoso? ¿Acaso te ha mordido una de las serpientes que has creado?

Ra respondió:-Me ha mordido una serpiente que yo no he creado. No puedo dejar de temblar. Siento que un fuego abrasador me quema por dentro y me devora.

Isis se acercó con dulzura y le dijo al oído:- Si me dices tu nombre secreto, podré hacer uso de mis poderes mágicos y podré sanarte.

Ra respondió: -Yo soy el que hizo el cielo y la tierra. El que creó las aguas, los vientos, la luz, la oscuridad. Soy el creador del gran río Nilo. Yo soy Khepera por la mañana, Ra al mediodía y Tum al atardecer.

Isis respondió: - Tú sabes bien, padre todopoderoso, que esos nombres son conocidos por todos. Lo que yo necesito para curarte es tu nombre secreto.

Ra la tomó de la mano y le susurró al oído: Antes que mi nombre pase de mi corazón al tuyo, júrame que no se lo dirás a nadie salvo al hijo que tendrás que se llamará Horus. Y Horus deberá jurar que el nombre permanecerá en él por siempre. No se lo debe comunicar ni a otros dioses ni a otros hombres.

Isis realizó su juramento y el conocimiento del nombre secreto pasó del corazón de Ra al corazón de Isis.

Entonces, Isis haciendo uso de todos su poderes mágicos dijo: Por el nombre que conozco, ordeno que el veneno abandone el cuerpo de Ra para siempre.

El veneno desapareció y Ra se sintió bien, pero dejó de reinar sobre Egipto. Encontró un lugar en el cielo donde pasear siguiendo la trayectoria del sol.

Por las noches se trasladaba al mundo subterráneo de Amenti, donde habitan los difuntos. En su Barca llevaba las almas de los muertos que conocían a la perfección las plegarias y las palabras que se debían decir para llegar al otro mundo.


El Mito del nacimiento de Osiris

Cuenta la leyenda, que la joven y bella diosa del cielo, se enamoró de , dios de la tierra.

dios del sol y padre de Nut, no podía aprobar ese matrimonio, porque un adivino le había dicho que el niño nacido de esa unión gobernaría la humanidad. Por supuesto, Rá jamás permitiría semejante cosa.

¿Qué hizo Rá? Elevó una maldición sobre Nut diciendole: - Nut, te prohíbo que tengas un niño con Geb en el término de un año de 360 días. No lo tendrás ni de día ni de noche.

Nut, desesperada, corrió a pedirle ayuda a su amigo que era muy astuto. Thot sabía que un mandato del jefe de todos los dioses no podía desobedecerse, pero tramó un plan para ayudar a Nut.

Thot se reunió con la diosa de la luna, con la excusa de jugar a las cartas. Ambos apostaron fuertemente, pero Selene apostó un poco de su luz. La decimoséptima parte de sus iluminaciones, y las perdió.

Por esa razón la luz de la luna es más débil en ciertos periodos no pudiendo competir con la luz del sol.

Con la luz que Thot le ganó a Selene, creó cinco días más que agregó al año, que por entonces, solo tenía trescientos sesenta días. Esos cinco días no pertenecían a ningún mes y tampoco a ningún año.

Nut, mediante ese ardid y sin desobedecer a su padre, pudo tener a sus hijos durante esos días.

El primer día tuvo a , el segundo, a el tercero a el cuarto a y el quinto a

Cuenta la leyenda que cuando nació Osiris, se escuchó una voz que desde el cielo proclamaba: ¡Ha nacido el señor de toda la tierra!

Osiris y Set

Con el paso de los años, Osiris se convirtió en un rey grande por su bondad y su sabiduría. Se dedicó a la tarea de civilizar a su pueblo, que por aquel entonces tenía costumbres primitivas y practicaba el canibalismo.

Sus métodos de enseñanza eran tan interesantes y agradables, que a sus súbditos no les costó comprender y adoptar las nuevas normas de comportamiento.

Cuando Osiris terminó la tarea civilizadora con su pueblo, viajó a otras tierras con el mismo propósito, ganando el respeto y la admiración de quien lo conocía.

Mientras más lo conocían, más lo veneraban. Esto generó una gran envidia en su malvado hermano Set.

Mientras Osiris viajó atierras lejanas, su esposa Isis gobernó . Set trató de tomar parte en el gobierno sin conseguirlo, pero cuando Osiris finalmente regresó, Set comenzó a pergeñar un plan para deshacerse de su hermano, el rey.

Para lograr su objetivo Set consiguió asociarse con Aso, la reina de Etiopía y a un grupo de setenta y dos traidores.

Luego, se tomo el trabajo de medir cuidadosamente y en el más absoluto secreto el cuerpo de su hermano y, con esas medidas mandó construir un cofre, ricamente tallado y adornado.

Set, entonces, organizó un gran banquete donde invitó a su hermano Osiris y a los setenta y dos conspiradores.

En medio de la fiesta, Set dijo divertido:- ¿Ven este riquísimo cofre? Se lo obsequiaré a quien cupiere de cuerpo entero en él.

Los traidores formaron rápidamente una larga fila para medirse dentro, pero ninguno cupo. Cuando le llegó el turno a Osiris, que no sospechó en ningún momento de que estaba siendo víctima de una traición, se acostó adentro. Los conspiradores se abalanzaron sobre el cofre, clavaron la tapa y luego arrojaron plomo derretido, para evitar que pudiera quedar alguna abertura por donde Osiris pudiera respirar.

Mas tarde cargaron el cofre con su preciosa carga hasta el río Nilo y lo arrojaron a sus aguas en la desembocadura del Tanaitic.

Isis, recorre Egipto

Cuando Isis se enteró de lo ocurrido, como muestra de dolor se vistió de negro y se cortó un mechón de cabello.

Isis estaba convencida de que los muertos no podían descansar hasta que fueran sepultados y se celebraran los funerales con los ritos correspondientes, por esa razón, acompañada de su hijo Horus, también llamado Harpócrates, partió a buscar el cofre con los restos de su marido desaparecido.

Al llegar a la isla de Buto, le rogó al rey que cuidara de Horus, ya que temía que el odio de Set, también alcanzara a su hijo. Luego partió a recorrer Egipto tratando de averiguar con cuanta persona se cruzara en su camino si alguien había visto el cofre, pero nadie sabía nada al respecto.

Cuando estaba a punto de perder sus esperanzas, se le ocurrió preguntarle a un grupo de niños que jugaban alegremente a orillas del río. Ellos le respondieron que habían visto a Set y otros hombres arrojar un cofre cerca de la desembocadura del Tanaitic.

Al enterarse, Isis corrió a visitar a su hermana Neftis para comentarle lo que habían dicho los niños. Al llegar a la casa, Isis vio las ramas de una planta medicinal que su marido Osiris usaba en su corona y que había dejado en casa de Neftis. Así descubrió que su marido había tenido relación con su hermana, confundiéndola con ella, ya que eran muy parecidas. De esa unión ilegítima, nació Anubis, pero Neftis lo mantuvo en secreto ocultándolo al nacer temiendo una posible represalia de Set.

Isis, buscó a la criatura con la ayuda de unos perros y cuando lo encontró, lo cuidó y lo alimentó y a partir de ese momento, Anubis la acompaño siempre a todas partes cuidándola como si fuera su verdadero hijo.

El árbol Tamarisco

Isis, supo donde fue arrojado el cofre, pero no sabía si se había hundido en las aguas del Nilo o si la corriente del río lo había llevado lejos.

Continuó recogiendo información y a través de sus poderes mágicos logró saber que el cofre había sido arrastrado por la corriente hasta Biblos y allí quedó depositado junto a un arbusto de tamarisco que creció hasta convertirse en un árbol gigantesco y que en su tronco quedó escondido el preciado cofre.

Cuando el rey del lugar, Melcarthus, vio ese árbol tan espléndido, decidió talarlo y utilizar el tronco como columna para sostener el techo de su palacio.

De ese modo y sin saberlo, tenía oculto en la columna de su mansión, el cuerpo del desaparecido rey Osiris.

Isis, entonces, se dirigió a Biblos. Cuando llegó, se sentó al borde de una fuente mientras trenzaba sus cabellos. Al pasar por el lugar las doncellas de la reina, sintieron curiosidad por esa bella extranjera y se pusieron a conversar. Ella les respondió despidiendo perfume a flores de su boca.

Tan subyugadas quedaron las doncellas con ese encuentro que corrieron a comunicárselo a la reina, e inmediatamente les pidió que la trajeran al palacio.

Al verla, la reina también quedó impactada por su hermosura y por su gracia y la nombró de inmediato institutriz de su hijo menor.

No olvidemos que Isis tenía poderes mágicos. Ella alimentaba al niño dándole a chupar uno de sus dedos. Por las noches, cuando todos dormían, echaba leña al fuego, luego depositaba al niño entre las llamas, sin que sufriera daño alguno. Mientras esto ocurría, Isis se transformaba en golondrina y así transfigurada, se dedicaba a cantar desconsolados lamentos por su marido desaparecido. Las doncellas informaron a la reina acerca de lo que ocurría cada noche y Astarte, procurando conocer la verdad, se escondió tras un cortinado para espiarla.

Isis hizo como todas las noches, pero cuando arrojó al niño al fuego, la reina salió despavorida de su escondite para rescatar a su hijo de entre las llamas mientras gritaba:- ¿Que haces con mi hijo? ¿Acaso te has vuelto loca?

Isis le respondió:- Tu hijo podría haber sido inmortal. Pero, gracias a tu acción le quitaste ese privilegio.

Isis no tuvo más remedio que revelar su verdadera identidad y contar la trágica historia del rey Osiris. Luego le solicitó que le cediera la columna que contenía el cofre con el cuerpo del rey.

Melcarthus accedió favorablemente y pronto Isis pudo llorar junto al cofre de su marido.

Tiempo después, la diosa decidió llevar el cofre a Egipto por mar, acompañada por el hijo mayor de Melcarthus.

Cuando llegó, creyendo estar a solas, abrió el cofre y se puso a llorar y a lamentarse, besando y acariciando el cadáver. Pero el príncipe estaba cerca. Cuando Isis lo descubrió, lo miró de tal modo que el príncipe cayó fulminado como si lo hubiera alcanzado un rayo.

Isis, volvió a cerrar el cofre y lo escondió en uno de los pantanos del río Nilo.

Set vuelve a atacar

Por desgracia. El odio de Set, no conocía límites. Una noche que estaba cazando por los pantanos, descubrió el cofre. Tanta fue su rabia, que lo abrió, corto a su hermano en catorce pedazos y los distribuyó a lo largo del Nilo para que fueran alimento de los cocodrilos.

Al descubrir este nuevo agravio hacia los restos de su esposo, Isis comenzó una nueva búsqueda, pero esta vez la acompañaba su hermana Neftis.

Se subieron a un barco construido con juncos de pairo y emprendieron la travesía por el Nilo. La acompañaron en el viaje siete escorpiones que se dedicaron a protegerla. Los cocodrilos no tocaron los trozos del rey, que Isis pudo recuperar de a uno por vez, salvo el miembro viril que fue devorado por tres clases de peces, que a partir de entonces quedaron malditos para siempre.

Cada vez que Isis recuperaba un trozo de su marido, lo envolvía en cera perfumada y se lo entregaba a los sacerdotes del lugar para que le rindiesen culto, como si estuviese vivo.

Con sus poderes mágicos, Isis asemejó el miembro viril y más tarde reconstruyó el cuerpo por completo. lo embalsamó convirtiéndose en la primea de Egipto.

Isis volvió a ocultarlo, y nadie hasta el día de hoy ha podido encontrarlo.

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