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Las aguas de un río contaminado se pueden limpiar
3/9/2009
WASHINGTON, D.C. (ConCienciaNews) - El tratamiento de aguas residuales es uno de los retos ambientales que afronta Latinoamérica, pues la contaminación de fuentes hídricas genera problemas como malos olores, enfermedades y erosión de la tierra.
Se trata de procesos para la remoción de contaminantes en el agua efluente del uso humano. Para ello se construyen plantas de tratamiento que mejoran las condiciones del líquido, y del proceso se obtiene un fango que puede reutilizarse en otras actividades.
Uno de los sistemas más novedosos se presenta en Colombia, donde opera la Planta Residual San Fernando en función del Río Medellín, que atraviesa importantes municipios del departamento de Antioquia, al noroccidente del país. De los 100 kilómetros que recorre este río, sólo tres se encontraban libres de descontaminación en 1996 y desde entonces se realiza allí un exhaustivo proceso de recuperación.
El éxito ha sido tal, que “ya se ha comenzado a presentar vida animal en algunos sectores del río. Muchas veces los índices de turbiedad no significan grados de contaminación, pues hay contaminantes que ni siquiera se ven”, dice Federico Restrepo Posada, gerente de la empresa EPM (Empresas Públicas de Medellín), entidad administradora del proyecto.
El proceso es así: el agua pasa por rejas que retiran sólidos grandes, como plásticos y piedras. Entonces llega a estaciones de “bombeo y desarenadores”, que producen remolinos para concentrar los contaminantes densos en el fondo de los tanques. Luego está la sedimentación, que se realiza a través de un sistema de “lodos activados”. Esto quiere decir que el agua hace contacto con biomasas que consumen la contaminación y la transforman en agua más limpia, dióxido de carbono (CO2), energía y microorganismos.
“Se remueve el contaminante orgánico, el agua sale limpia y lo que queda se puede transformar en abono orgánico o generación de energía”, agregó Restrepo Posada.
Para recuperar la salubridad de un río contaminado y darle un uso productivo al lodo que queda en la planta después del proceso, es importante conocer los niveles de metales pesados en el líquido, ya que éstos no son removibles. Por eso esta empresa adelanta investigaciones en importantes universidades colombianas para saber qué usos pueden aplicarse a los biosólidos obtenidos.
“Después de hacer una intervención en algunas de las industrias, puede dársele uso agrícola, como consumo animal o la revitalización de taludes en carreteras. Es un abono de una gran fertilidad. Usted le está solucionando un problema ambiental a toda una comunidad, y al solucionar ese problema general, induce a un impacto en la zona donde está concentrada la planta”, complementó el ejecutivo para resaltar la importancia de trabajar por la recuperación biológica de ríos contaminados, los cuales abundan en Latinoamérica.
Así mismo afirma que este es un tema sui generis en Latinoamérica.
“México viene desarrollando con fuerza su sistema de aguas residuales, así como Perú. En Colombia también estamos gestionando la posibilidad de intervenir el Río Bogotá”.
Mientras que a nivel mundial se han conocido casos excepcionales de plantas que pudieron “recuperar la vida biótica de un río como el Rin en Alemania, el Sena en París, Támesis en Londres o el Charles en Boston”.
Un aspecto importante al trabajar con plantas de tratamiento para aguas residuales es la capacidad de fortalecimiento en la investigación científica. En Medellín, por ejemplo, EPM tiene aprobada la destinación del “seis por mil” de sus ingresos brutos para patrocinar proyectos de investigación que profundicen los avances científicos para proteger el medio ambiente. “Eso es alrededor de 20 mil millones de pesos (unos 8 millones de dólares) al año”, añade.
No obstante, la principal recomendación para que un río que recibe desechos residuales no colapse por suciedad, es la conciencia ciudadana al momento de botar la basura. El secreto está en la disciplina de separarla para que sea reciclada. Esta cualidad marca una gran diferencia entre los procesos de descontaminación de ciudades del primer mundo y zonas como Latinoamérica.
“El contenido de las basuras en una ciudad como Washington es muy distinto al de muchas ciudades en América Latina, pues hay mucho material que es separado. La gente tiene mucha conciencia de botar la basura de la manera adecuada. Eso no lo tiene aún bien definido una ciudad como Medellín, a pesar de los programas existentes”, y por eso “en la medida que haya mayor responsabilidad, los costos de tratar el agua serán menores. Y en última instancia mientras más responsables sean las personas, pagan menos por lo que ellos no han sido irresponsables”, concluyó Restrepo Posada.
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