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No representa una amenaza para nadie, sostiene Felipe Calderón
Pactan la comunidad de estados de AL y el Caribe
Conferencia de prensa conjunta de los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y de México, Felipe CalderónFoto José Carlo González
Claudia Herrera y Georgina Saldierna
Enviadas
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de febrero de 2010, p. 3
Miércoles 24 de febrero de 2010, p. 3
Riviera Maya, QR, 23 de febrero. Los presidentes de América Latina y el Caribe acordaron aquí conformar un nuevo organismo denominado provisionalmente Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que deja fuera a Estados Unidos y Canadá.
Los mandatarios coincidieron en su trascendencia
histórica, aunque dieron lecturas diferentes sobre los alcances que tendrá. Así lo plantearon después de dos días de discusiones el cubano Raúl Castro, el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y el mexicano Felipe Calderón, mientras que el boliviano Evo Morales celebró que
perdió el imperio, no nos dividimos para construir esta nueva institucionalidad.
Los latinoamericanos
no son un coro arrodillado, subordinado de Washington, expresó el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anfitrión de la próxima cumbre en julio de 2011, para luego festejar que desde
este México profundo, heroico, ha renacido el proyecto y el sueño de Bolívar, en relación con el mecanismo que Morales definió como paralelo a la Organización de Estados Americanos (OEA).
Sin embargo, Calderón declaró que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
no debe representar ni representa ninguna amenaza ni motivo de preocupación para nadie.
Por el contrario, dijo que es motivo de alegría.
Estamos pensando no en si tenemos una organización con o sin otro país, no es si se trata de hacer una organización de América sin Estados Unidos, como se ha dicho.
Explicó que México seguirá participando en organismos internacionales, en la ONU, en la OEA, y trabajando con Estados Unidos en el marco del Tratado de Libre Comercio, y celebró que han vencido resistencias tradicionales y discrepancias que había en los pueblos para ponerse de acuerdo.
En tanto, Lula atribuyó a la ingenuidad de la prensa los señalamientos de que pretenden apartarse de Estados Unidos y comparó esta decisión de América Latina y el Caribe con la de un hijo que llega a la mayoría de edad y necesita seguir sus propios caminos. Luego de que Chávez lo propuso para que quede al frente del nuevo mecanismo, dijo que él se descarta. Consideró que el perfil de un político con mucha fuerza no es conveniente, porque va a ser
desagregador y no unificador, y se manifestó en favor de un profesional competente de la burocracia latinoamericana.
Del desencuentro que escenificaron un día antes Chávez y el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, poco se comentó en la sesión final. Morales se quejó de que Uribe fue a tomarse la fotografía, a almorzar y
provocarcomo representante del imperio, y luego los presidentes de México, Felipe Calderón, y de República Dominicana, Leonel Fernández, aparecieron juntos para informar que el segundo presidirá el grupo de amigos que se propondrá reconciliar a ambos países.
Después Chávez reseñaría ante la prensa los pormenores del choque con Uribe.
Esto es altamente lamentable y doloroso, pero que no mancha para nada ni opaca el triunfo de esta cumbre, diría para enfriar el conflicto.
Antes de pasar la estafeta de la secretaría pro témpore del Grupo de Río a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, el mandatario mexicano leyó la Declaración de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, y se mostró complacido, porque representa un
momento histórico cuando naciones hermanas celebran 200 años de independencia y tienen también la vista puesta en el futuro.
La agenda del mecanismo que deberá constituirse en 2011, cuando se celebre la nueva cita en Venezuela, será impulsar la integración con miras al desarrollo, así como la concertación política y fomentar los procesos de diálogo con otros países.
En tanto culmina el proceso de constitución de la nueva comunidad preservarán en un foro unificado al Grupo de Río y a la Cumbre de América Latina y el Caribe, y el primer organismo heredará su patrimonio al naciente.
Al final sólo seis presidentes tomaron la palabra. Castro fue el primero en mostrar su satisfacción por el nuevo mecanismo, con el argumento de que
no hay razón para que América Latina y el Caribe no cuenten con su propia entidad de concertación política, de coordinación económica y de integración.
Señaló que no conviene retrasar el nacimiento de esta entidad que –dijo– deberá caracterizarse por el respeto a la diversidad cultural, a las distintas dimensiones geográficas y económicas y al sistema político que cada país adopte y al diferente desarrollo social.
En relación con las declaraciones especiales que emitieron los jefes de gobierno en favor de algunos países, agradeció el nuevo pronunciamiento en rechazo al
injustobloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba hace cuatro décadas y pidió que se haga un esfuerzo internacional de envergadura para Haití.
Castro argumentó que la pobreza de los haitianos es producto del colonialismo e hizo ver que la solidaridad de su pueblo no llegó con el terremoto, ha estado presente desde hace más de una década. En su recuento mencionó que los médicos cubanos habían realizado 14 millones de consultas, 200 mil cirugías, 100 mil partos y 45 mil operaciones oftalmológicas; además se alfabetizaron 165 mil haitianos.
La clausura también fue aprovechada por Michelle Bachelet (Chile) y Óscar Arias (Costa Rica) para despedirse de sus colegas, y aunque fue la última intervención de Lula en esta cumbre dejó en claro que se van a ver en muchos foros. El brasileño fue el único que se refirió a Honduras para plantear que su presidente, Porfirio Lobo, no está presente porque surgió de una elección convocada de manera equivocada y luego de haberse truncado el mandato de un hombre electo democráticamente.
No podemos aceptar ni en broma que esta experiencia de juntas militares de Honduras prevalezca en otros países, porque dentro de poco resuelven que cualquiera de nosotros está de más y, por tanto, nos apartan para que ellos pongan el orden.
Declaró que a diferencia de muchos compañeros suyos no es pesimista, porque aun teniendo 50 años el bloqueo a Cuba siempre trabaja con la expectativa de que no estará lejos el día en que surja el gobierno que vea inútil continuar con esta situación. Por eso dijo que el tema se aborde en todas sus reuniones y conversaciones con Estados Unidos.
Reclamó una explicación política a la ONU de la presencia de Gran Bretaña en las islas Malvinas y se quejó de que ese país participe en el Consejo de Seguridad con la lógica de que
ellos lo pueden todo y los demás no pueden nada. Criticó la cumbre de Copenhague, porque los países ricos discutieron sus aportaciones económicas como si
estuvieran haciendo un favor, cuando desde hace 200 años contaminaron el planeta y por tanto no existe el favor, es simplemente un pago de deuda.
Bachelet presentó a su sucesor, el conservador Sebastián Piñera, quien asumirá el 11 de marzo. Piñera dejó ver diferencias con la agenda social de Bachelet, al plantear como sus prioridades la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el calentamiento global.
Al decir adiós, Arias dio un diagnóstico grave sobre la situación regional, ya que a pesar de los discursos y los aplausos se ha avanzado poco en las últimas décadas. Deploró que
muchos quieren abordar un oxidado vagón al pasado, a las trincheras ideológicas que dividieron al mundo durante la guerra fría.
Por último, regañó a sus pares al decir que esta región, cansada de promesas huecas y palabras vacías, necesita una legión de estadistas cada vez más tolerantes y no una de gobernantes cada vez más autoritarios.
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