HOLA, DISFRUTA DE DIFERENTES MANERAS TU PÁGINA DE "LA UNIDAD MORELOS":

sábado, 18 de octubre de 2008

MOVIMIENTO MAGISTERIAL EN MORELOS: Los malos de la película

Escrito por Alma Karla Sandoval
Sábado, 18 de Octubre de 2008 00:00
Al momento de escribir el presente artículo se informa que granaderos buscan a maestros casa por casa en la región de Amayuca. Los manifestantes, que mantenían bloqueada la carretera, habían dicho que no iban a descansar en su lucha. Al mismo tiempo, en Xoxocotla, se sigue reprimiendo a los padres de familia que decidieron apoyar el combate en contra de la Alianza. También se les acusa, a las personas del pueblo, de amenazar a periodistas con insultos, a tal grado, que no dejaban ir del lugar a Fernando Ojeda, comunicador del sur de esta entidad.
Así las cosas, y según informaciones que van y vienen, se habla de decenas de detenidos y no es clara la cifra de madres, niños y maestros lastimados. Desde el pasado martes, en Tres Marías, reventó la violencia. Ante este panorama que desinforma y juzga sin saber bien a bien la naturaleza de los hechos, algunos colegas de distintos medios informativos señalan a los manifestantes como los villanos de la historia. Increíble escuchar a locutores denigrando la lucha
de los maestros morelenses y ensalzando la violencia de los uniformados que reprimen.
Para ser justos, para tener la cabeza en su lugar y sólo así la inteligencia intacta, debemos expresar que cuando hay enfrentamientos son los bandos quienes los propician. Pero también es cierto que frente a las órdenes superiores de la fuerza, poco a nada se puede hacer porque muchas veces los ataques no dan tiempo de decir ni “pío”. Basta con observar que llegaron más de trescientos granaderos a Amayuca y que en este instante siguen buscando, que es decir, persiguiendo, a los manifestantes. De tal modo que es urgente señalar que este proceder imita la actuación de los policías en el devastador incidente de Atenco.
Dirán que es legal, incluso que los padres de familia tanto como los maestros que están obligados a permanecer escondidos, se encuentran en estado de semiflagrancia; que la autoridad tiene el derecho de dar con ellos al precio que sea. Dirán que ya era hora de que el gobierno morelense hiciera algo. Otros más se atreverán a repetir que ese era el único camino como fue única la ruta que Díaz Ordaz y Echeverría transitaron. Algunos, asimismo, opinarán que mejor un corte de raíz, aunque violento, que oaxaquizar a Morelos.
Lo cierto es que poco o mucho importa lo que la opinión pública piense. Por desgracia siempre ha sido manipulable y muy fácil de teledirigir a conveniencia de los intereses más poderosos. En un momento de ingobernabilidad, parece que el poder asume que se vale de todo. Así que la opinión del pueblo no cuenta. Pero, ¿a cuál poder nos referimos?, ¿el del gas lacrimógeno, el de los toletazos? Porque eso es lo que la fuerza siembra en un instante para cosechar, inmediatamente después, más rebeldía, más inconformidad, más resentimiento social que no es lo mejor para sacar adelante a un estado.
De todos es sabido que hoy más que nunca peligra no sólo la credibilidad del gobernador de Morelos. La gente comenta en todas partes la personalidad espuria del primer mandatario. Un joven lo confronta en una premiación oficial. Una senadora levanta su puño con un cartel de ex candidato del PRD en su pecho. Además, uno de los mejores periodistas que ha dado México, Miguel Ángel Granados Chapa, advierte sobre los peligros del autoritarismo en nuestra época y sugiere o más bien, exige, con la elegancia y ecuanimidad que engalanan el discurso del columnista, que en nuestro país hoy más que nunca se deben respetar las garantías individuales.
Así que la persecución (porque no se le puede llamar de otra forma), el abuso de poder y la lamentable respuesta que da el gobierno de este estado a la protesta de los maestros es un síntoma más, quizá el más grave de todos, de lo que Granados Chapa y otros tantos más han denominado “criminalización de la protesta”. Porque aunado al terror que provoca el avance de los granaderos, la brutalidad con la que actúan (no podemos olvidar que violaron a los y las manifestantes en Atenco); vendrá el feroz manipuleo mediático. Esto quiere decir que se echarán andar todas las maquinarias viperinas para satanizar, apagar y seguir abriendo escuelas a todo lo largo y ancho de la entidad. Lo anterior con el objetivo de reestablecer un orden que no dañe la imagen política de unos cuantos, pero que vulnera y humilla la lucha y la protesta válida de cientos de maestros comprometidos con un fin común.
Por ello, de la noche a la mañana serán convertidos, más que en presos políticos, en criminales. Se les fichará, se les amenazará y se les torturará como bien sabemos que suelen hacer los encargados de mantener “la seguridad y el orden”. Después, si es posible, se les dejará libres, pero marcados para siempre como a toda una generación que sobrevivió a la masacre de hace cuarenta años. No en balde dijo Freud, en relación con el chiste, que éste nos ayuda a decir una verdad o a tolerarla mediante el camuflaje de la risa. Lo digo porque hace poco me preguntaron: “¿En qué ha cambiado México del 68 para acá?” No sé, respondí. “En que hace cuarenta años era un crimen ser estudiante, ahora es un delito ser maestro”, explicaron.
Pues sí, la monstruosa transformación de este país cambia de rostro y es una careta más dolorosa la que miramos. Antes eran los jóvenes el problema. Ahora los que los educan son “conflictivos”. Entonces hay que neutralizar, dejarlos sin oportunidad de multiplicarse porque además ya hay muchos maestros en el país, porque son peligrosos y lo son precisamente porque protestan. En un país así, como dijo otro joven, la libertad no existe

columna tomada de "La JOrnada Morelos"

No hay comentarios.: