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sábado, 7 de agosto de 2010

LEONAR PELTIER: el prisionero político más importante de Estados Unidos, el país que más presume de su democracia y sus libertades civiles

copiado de OJARASCA   www.jornada.unam.mx



Leonard Peltier,  comunero lakota, encarcelado
hace 35 años por un crimen que no cometió
con tal de doblegar su espíritu, es tal vez el prisionero político
más importante de Estados Unidos, el país que
más presume de su democracia y sus libertades civiles.
Esta carta la escribió en el aniversario del suceso
que desató la persecución contra él.


26 de junio de 2010
Primero que nada, quiero decir gracias. Gracias por tomarse el tiempo y por hacer el compromiso de venir a este lugar. Pero sobre todo, gracias por recordar. A veces me encuentro sentado en esta jaula y me pregunto si alguien realmente recuerda. Son muchos los días en que recordar es lo único que mi mente me permite. Por eso, les agradezco de nuevo. Gracias por ser testigos y por ser parte de una memoria viva. Pero tal vez lo más importante que me gustaría decir es, no hay que olvidar. Nunca, nunca.
Ustedes tienen que ser los historiadores que mantengan viva esta lección porque la historia no tiene que ver con un solo día, con un suceso, una persona, ni siquiera con toda una vida. Esta historia se remonta al día en que un insensato perdido, cuyo nombre ni siquiera voy a mencionar, envió a sus tropas a atacar gente inocente en un paraje llamado Greasy Grass, y al hacerlo provocó su propia muerte y la de doscientos efectivos de sus tropas. Aunque los vencedores de ese día no tenían otra que defenderse, desde entonces hemos sido las víctimas de una venganza genocida que sigue hasta este momento. Entonces, no hay que olvidar. Nunca, nunca.
Es la venganza lo que domina la mente del colonizador.  Es este fervor por mostrarnos quién manda lo que condujo a la matanza de Wounded Knee, al despojo de las Colinas Negras, a la fundación de los internados y a la criminalización de nuestros idiomas y nuestras tradiciones. La venganza es lo que le dio armas a los escuadrones de paramilitares [autodenominados Guardians of the Oglala Nation goon], es lo que asesinó a nuestros líderes y lo que rodeó de nuevo a nuestra gente en Wounde Knee en 1973. La venganza es el motivo para enjuiciar a los pueblos indígenas por los crímenes que el gobierno cometió durante sus campañas asesinas de la última generación. La venganza es lo que mató a Joe Stuntz, Anna Mae Aquash, Buddy Lamont y tantos otros. La revancha es la razón por la que me mantienen en prisión. Entonces, no hay que olvidar. Nunca, nunca.
Todos estos sucesos están vinculados, estrechamente relacionados e interdependientes. Y lo que queda claro es que la lección que quieren impartirnos es: no se defiendan, no alcen la voz por lo que es justo, no piensen por sí mismos, no elijan ser quienes son, no guarden la memoria de sus antepasados, no vivan en defensa de la Tierra, no lo hagan, ni lo piensen; si lo hacen, este gobierno ––esta maquinaria de control–– desatará un ataque tan vasto que buscará destruir hasta nuestras memorias genéticas.
Entonces, no hay que olvidar. Nunca, nunca.
En épocas anteriores, algunos de nuestros pueblos fueron inducidos a ser “rastreadores”. Por los motivos que fueran, estos individuos hicieron posibles las traicioneras campañas que terminaron en el asesinato de incontables inocentes. Es triste que en la actualidad, este tipo de individuos sigue entre nosotros. El gobierno saca ventaja de sus debilidades, y les induce a traicionarnos a todos los demás. El gobierno utiliza esta traición para encubrir el asesinato y el terrorismo del Estado, y avalarlos.  Después de perpetrar esto, nos insiste que lo que recordamos nunca ocurrió, como si la memoria o la verdad fueran algo que puede ser modelado o acomodado para encajar en un resultado preconcebido. Entonces, no hay que olvidar. Nunca, nunca.
Hoy nos reunimos tras décadas y generaciones de sangre y trauma. Nos reunimos en un acto de desafío.
Y hacemos memoria.
No recordamos únicamente un día o un suceso, porque la memoria de lo que pasó el 25 o 26 de junio o cualquier otra fecha en particular sea importante, sino porque es más importante entender que la campaña de colonización continúa. Porque prosigue el drama humano de carnicería e incontrolable avidez de sangre. Y porque aún estamos empeñados en nuestra defensa continua; haciendo plegarias por el equilibrio, la paz y la justicia; intentando darle sentido a todo esto. Tal vez, frente a tal amenaza, lo más importante que podemos hacer es recordar. Entonces, enseñen a sus hijas e hijos. Transmitan nuestro saber. No hay que olvidar. Nunca, nunca.
Hacer memoria es resistir, y si hacemos memoria, algún día seremos libres. Libres de su maquinaria mental. Libres de sus atracos. Libres de sus ametralladoras y sus bombas. Libres de sus jaulas. Libres para ser quienes somos. Y libres de su miedo. Ésta es la libertad más verdadera de todas. Y de lo que se trata es de alcanzar la verdadera libertad. No la ilusión de libertad que nos ofrecen.
Entonces, no hay que olvidar. Nunca, nunca.
En el espíritu
de Caballo Loco

Leonard Peltier

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