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Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013)
En medio de un día caótico y trágico,
murió el enorme poeta mexicano Rubén Bonifaz Nuño. La noticia de su muerte fue
opacada por la explosión en la torre de Pemex, sin embargo, sus lectores no
pudimos más que ensombrecernos y recordar sus poemas.
Rubén Bonifaz Nuño se cuenta entre los
hombres que construyeron el pensamiento del México Contemporáneo. Fue director
de la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et
Romanorum Mexicana, a la cual entrego traducciones de La Odisea y La
Eneida, además de la poesía de Ovidio, Propercio, Catulo entre otros. Así su
pensamiento va de la raíz originaria de la cultura occidental a nuestro pasado
prehispánico, al que también dedicó con fervor incansable, diversos estudios. Basta
leer su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua para constatar
la manera como sus afectos se debatían entre el latín, el griego y el náhuatl.
Además de su monumental obra
humanística, Bonifaz Nuño fue y será un importante poeta de la lengua
española.
Su obra nos enseña esa forma de arder que tiene la mejor de la poesía
mexicana, ya que en ella se conjuga la delicadeza clásica y el lenguaje
popular, la
cadencia de la versificación de acentuación prosódica y una indagación
experimental que abre un camino distinto y que poco tiene que ver con
las
vanguardias.
Con Los demonios y los días nos enseña
que la poesía puede ser comprometida sin ser militante, o que la militancia del
poeta es con los hombres y las mujeres, sus alegrías, sus miserias y su dolor.
Un tema se eleva sobre los demás en su
extensa obra poética: el amor y su naturaleza contradictoria. Más allá de la
humana dimensión de sus textos, su poesía es un diálogo con los poetas del
amor, una conversación viva con Minermo, Catulo, Propercio, Ovidio, Petrarca, Garcilaso,
López Velarde y José Alfredo Jiménez.
Rubén Bonifaz Nuño es y seguirá siendo
un poeta vivo, su poesía será leída por los que andamos con una esperanza roída
en los bolsillo, y por aquellos que heridos de un amor que no responde, se
dejan ir por las calles de la madrugada, solos y ebrios, balbuceando sus versos,
vistiendo "el menos gastados de sus dos trajes" y pisando su rostro en los
charcos, probando de nuevo el frío desprecio de una orfandad cósmica.
1 comentario:
ommm vaya, realmente no soy lectora, no conocía a este señor, pero me parece buena oportunidad para leer algo de el, y lastima de su fallecimiento u.u
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