VÍCTOR JARA, el gran cantautor chileno, preso después del golpe de estado contra el presidente Salvador Allende, escribió el siguiente poema:
Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
El 16 de septiembre, 5 días después del golpe de estado, en el Estadio Nacional de Chile, donde Víctor y miles de compañeros más estaban detenidos, los militares fascistas lo obligaron a tocar sus canciones. Después de cada canción, le encajaban una aguja entre la uña y el dedo y si no lo hacía, se le amenazaba conque matarían a alguno de sus compañeros presos y, por esa razón, heroicamente, Jara seguía tocando su guitarra y cantando, soportando el inmenso dolor, con tal de salvar a sus compañeros.
Finalmente, y con sus manos destrozadas, 44 balas cegaron la vida del gran cantautor chileno, y su cuerpo fue arrojado cerca del cementerio, para simular que murió en un enfrentamiento.
Lo que las fuerzas fascistas de Pinochet y Estados Unidos nunca pudieron acabar fue la memoria y el recuerdo que el pueblo chileno y el mundo tenemos de nuestro amado cantante.
Así como tú siempre recordaste a tu bella Amanda, nosotros siempre te recordaremos, compañero y amigo. Sabemos que estás por ahí, merodeando y alentando a tu pueblo, estimulándolo a ser libre y luchar por su libertad. Tu espíritu está impregnado en todo Chile y en todo lugar donde haya mujeres y hombres que amen la libertad.
Lloramos mucho tu muerte, pero nuestras lágrimas cayeron en suelo fértil que dará fruos plenos de libertad, de heroismo y de justicia. Tu sacrificio no fue en vano.
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