“ERA UN MIÉRCOLES POR LA TARDE”
Era un miércoles
por la tarde,
hora en que los amantes
se hallan,
en el parque de
sus encuentros,
para compartir palabras,
caricias y deseos.
Era un miércoles
por la tarde,
hora en que los
niños se hallan,
en el patio de
sus viviendas,
jugando sus
juegos y soñando sus sueños.
Era un miércoles por
la tarde,
hora en que la
esposa del obrero
se toma un breve
descanso
en su trajinar de
todos los días y todas las horas.
Era un miércoles
por la tarde,
hora en que el
obrero termina sus horas extras,
para cumplir su
anhelo de comprar
a sus hijos zapatos
nuevos.
Era un miércoles
por la tarde,
hora en que el
burócrata se halla
en su bar
predilecto
para tomar la
copa y desahogar sus remordimientos.
Era un miércoles
por la tarde,
hora en que el
estudiante
se atiborra de
libros, de letras, de números,
tratando de
comprender las teorías y los teoremas.
Era un miércoles
por la tarde,
y muy en ese día,
todos dejaron sus
quehaceres cotidianos
y se fueron a La
Plaza a escuchar las palabras de los rebeldes.
Era un miércoles por
la tarde
y los convocados
no escucharon las palabras completas:
Ríos de balas, de
sangre, de dolor,
de gritos y de
llantos las ahogaron.
¡NI perdón, ni
olvido!
¡Dos
de octubre no se olvida!
by panchito
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