Militares dispersan a manifestantes en la capital provincial de Xinjiang. Decenas de integrantes de la etnia han, armados con barras y machetes, recorrieron ayer la ciudad en busca de musulmanes uigures para vengarse de los sangrientos enfrentamientos que en dos días dejaron 156 muertos y más de mil heridos. Las autoridades decretaron el toque de queda y miles de policías fueron desplegados
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